«Ya estoy cansada. Cierro y punto». Así de contundente se mostró Ana Rueda de la Torre, propietaria del bar Los Patines. Una pequeña institución en la plaza Bisbe Berenguer de Palou, su nombre oficial, aunque todo el mundo lo conoce por la pista de patinaje que durante décadas ha ocupado esta céntrica zona. Rueda abrió este negocio familiar el 15 de septiembre de 1981 junto con su marido, José Gamero, que falleció el año pasado. Y el camarero, Carmelo Monroy, cuñado de Ana Rueda, también se jubila. La pérdida de Gamero les afectó mucho y la edad, dicen, no perdona.
«Me sabe muy mal, me duele en el alma. Todos los clientes han venido a despedirse, son como nuestra familia», cuentan apenados Rueda y Monroy. Se trata de uno de los negocios más veteranos de la plaza, por detrás del Celler Sa Premsa y por delante del Barito, que tiene unos treinta años. «La plaza ha cambiado muchísimo en estas cuatro décadas. Nosotros teníamos bocadillos de calamares, pero también tostadas con aguacate», cuenta la empresaria, que pasó de hacer menús del día a hacer bocadillos de lomo y ensaladas. Hace dos semanas que recogió el local y entregó las llaves a su propietario. Aún se desconoce cuál será el próximo destino de este establecimiento.
«Antes en la plaza había una bodeguilla, una carpintería, una tapicería de coches... Esto mismo era un almacén de pinturas. Y antes la pista de patinaje era todo gradas», recuerda Monroy. Los vecinos han ido despidiéndose de los trabajadores del local. Uno de ellos se va al paro. «Este chico es buenísimo, muy buen trabajador», dice Rueda. Aunque el joven camarero se muestra tranquilo: hay peleas por conseguir un buen profesional con experiencia. La ciudad no solo se hace con sus grandes monumentos, sino con pequeño rincones que reverencian sus ciudadanos. Hoy Palma ha perdido uno de ellos. Réquiem por otro bar de barrio.
Me alegro mucho de que puedan disfrutar de su jubilación aunque me da mucha lástima ya que, probablemente, se abra un bar "moderno". Poco a poco vamos perdiendo nuestra identidad.
Una lastima, no hay relevo generacional, no sale rentable por la cantidad de impuestos y cotizaciones que hay que pagar al estado y a la seg soc. Solo puede soportarlo una empresa grande que franquiciara alguna cadena gourmet, o algun producto franquiciado
Da pena pero el propietario tiene derecho a jubilarse creo que si lo quiere traspasar no tendrá problemas es un bar donde va mucha gente está en un buen sitio feliz jubilación
8 comentarios
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Espero que el camarero joven encuentre pronto trabajo, mi familia y yo le apreciamos mucho , ya que eramos vecinas de su abuela. Un beso M.A.
Me alegro mucho de que puedan disfrutar de su jubilación aunque me da mucha lástima ya que, probablemente, se abra un bar "moderno". Poco a poco vamos perdiendo nuestra identidad.
Una lastima, no hay relevo generacional, no sale rentable por la cantidad de impuestos y cotizaciones que hay que pagar al estado y a la seg soc. Solo puede soportarlo una empresa grande que franquiciara alguna cadena gourmet, o algun producto franquiciado
Otro local que se convertirá en algún negocio "moderno" de pijos y turistas. Una gran pena.
Da pena pero el propietario tiene derecho a jubilarse creo que si lo quiere traspasar no tendrá problemas es un bar donde va mucha gente está en un buen sitio feliz jubilación
¡Hasta siempre!
Se cierra por jubilación, pues me parece muy bien, ahora a disfrutar de lo que queda de vida.
La verdad es que da mucha pena que se cierren estos negocios de tantos años.