Imagen de archivo de la antigua Sala X ubicada en la calle Joan Bauçà de Palma. | A.M.

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En su momento, formaron parte de la cartelera cinematográfica de Palma, incluso de su paisaje en unos rincones muy concretos. Su eclosión fue consecuencia de la apertura y libertad que irradiaba España durante la Transición, aunque sus últimos años fueron de declive, castigados por la competencia directa que ejercían sobre su producto los videoclubes e, incluso aunque ya en menor medida y con el paso de los años, de Internet.

Las Salas X ofrecían un producto reservado únicamente para adultos, películas clasificadas como no aptas para menores de 18 años -pornográficas-, aunque muchos de esos niños de la barriada de Pere Garau u Hostalets siempre asomaban la cabeza por curiosidad a la fachada de aquellos cines pequeños, discretos, y en los que nunca había cola en la taquilla.

Exteriores de la antigua Sala X de la calle Joan Bauçà. Foto: F.F.

Años después de su desaparición, de un cierre anunciado, los edificios que en su día acogieron estos singulares cines siguen en pie, con una imagen diametralmente opuesta el uno respecto al otro. Las calles Joan Bauçà y Nunyo Sanç todavía contemplan en su paisaje estos recintos que, antes de las citadas Salas X, acogieron cines convencionales y que eran parte de los barrios que contemplan su día a día.

En un singular edificio que data de los años 30 del siglo XX se ubicó primeramente una filmoteca, para acabar siendo el último cine clasificado para adultos de Mallorca y uno de los últimos que estuvo en marcha en toda España. Inicialmente fue conocido con el nombre de Doré, después como El Dorado y en la década de los 70, Alexandra. Fue el típico cine de barrio, siendo conocido por programar dobles sesiones de películas de reestreno, enfocándose a filmes de artes marciales y de tinte erótico -clasificadas como ‘S’- tras el final de la dictadura.

Fachada protegida del antiguo Ciné Doré y Sala X de la calle Nunyo Sanç. Foto: F.F.

En 1984 pasó a ser una de las Salas X palmesanas, para ya a inicios de siglo cerrar sus puertas y abrir una nueva etapa. La protección de su fachada -datada en 1952- evitó el derribo de un edificio que los arquitectos Javier Oliver y Boris Pena reconvirtieron en dos patios y una decena de viviendas dúplex con garaje, proyecto que les llevó a ganar el Premio Ciutat de Palma de Arquitectura en 2008.

PALMA - CONSTRUCCION DE DIEZ VIVIENDAS TIPO LOFT EN EL ANTIGUO CINE DORE.
Imagen de la intervención realidad en el antiguo Cine Doré.

No muy lejos se ubicaba la otra sala de proyección de este tipo en suelo palmesano. Era en el actual número doce de la calle Joan Bauçà, a pocos metros de la popular Plaza de las Columnas. Abrió sus puertas en 1936 como Cine Fantasio, encajado en un edificio de estilo racionalista. Funcionó hasta más o menos el 1983 y hasta bien entrada la primera década de este siglo se levantó como una de las contadas Salas X en marcha en nuestro país. La última de ellas hizo su último pase en octubre de 2022, en Valencia.

Al igual que su compañera de viaje, fue protagonista de una iniciativa que buscó darle un nuevo aire y utilidad. En ella se desarrolló una intervención artística que le valió el primer premio de Artes Visuales del certamen Art Jove. Se pintó de negro la fachada, como se presenta en la actualidad, ubicando tres cajas de metal con una mirilla a través de la cual se puede observar una escenografía en trilogía de ‘Naturalezas Muertas’.

Panel informativo de la intervención artística en el antiguo Cine Fantasio. Foto: F.F.

Bien en silencio o radicalmente transformados, estos espacios de Ciutat en su día albergaron unas salas de cine que levantaban la curiosidad de los niños del barrio y el celo de aquellos quienes osaban a atravesar sus puertas, que cerraron definitivamente, finiquitando un negocio que formó parte del paisaje de dos barriadas, cuyos vecinos más mayores recuerdan lo que fueron y pasaron a ser tiempo atrás.