El consumo de agua está viviendo cifras récord frente a los años de la pandemia. | Pilar Pellicer

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Palma, al igual que el resto de Baleares, está viviendo una temporada turística histórica. Más teniendo en cuenta el contraste con los años previos de la pandemia, cuando se desplomó el número de visitantes. El pasado miércoles se puso de manifiesto este boom turístico cuando los cielos aparecieron nublados y miles de turistas cambiaron la visita a las playas por el Casc Antic de Palma.

Este incremento de turistas en el municipio ya se refleja en las cifras de consumo de agua y en la recogida de basuras. Así, y a falta de las cifras de este agosto, fuentes de Emaya advierten que «en el mes de julio hemos tenido una demanda media de consumo diario de agua en Palma de 112.841 metros cúbicos al día, mientras que en julio del año pasado es de 106.718 metros cúbicos».

El pico máximo de consumo de agua en lo que va de verano se produjo el pasado 25 de julio, con 115.625 metros cúbicos, mientras que la máxima de julio de 2021 fue de 108.824 metros cúbicos.
Fuentes de Emaya advierten que «en Palma el suministro está garantizado. No estamos ni en prealerta por sequía y tenemos disponibilidad de agua en pozos y embalses».

En cuanto a la recogida de basuras, en junio (los últimos datos disponibles hasta ahora) detectan un incremento del 10,7 por ciento respecto a 2021. Así, en junio de este año se han recogido 20.836 toneladas en todo el municipio, en contraste con las 18.821 toneladas del mismo mes del año pasado.
En 2020, año de la pandemia, se recogieron 18.405 toneladas de residuos, mientras que en 2019 la cifra ascendió a 21.664.

Habrá que esperar a los datos de agosto para obtener una radiografía completa del coste de recursos hidrográficos y en la gestión de residuos que supone esta temporada turística. Según Amadeu Corbera, presidente del GOB, «cada año vamos a peor. Este sistema de colapso absoluto ya era evidente desde 2015». Corbera advierte que «hay una falacia, en la que se piensa que lo que ocurre en Palma no tiene impacto en el resto de la Isla pero lo cierto es que colapsa al mismo tiempo. Palma es el resultado de la desplanificación turística de una década. Lo que sucede en Palma tiene graves impactos en los pueblos de alrededor».

Corbera advierte que en el caso del alquiler turístico, «hay una estructura y unas leyes que lo permiten. Y no hay que olvidar que fue Biel Barceló quien permitió el alquiler turístico. Es verdad que se hablaba de democratizar el turismo frente a los hoteleros, pero esto ha supuesto una burbuja inmobiliaria en la Isla».

Coto

Aunque Palma ha intentado poner coto al alquiler turístico, «las intenciones del Ajuntament son buenas, como el impulso de la recogida selectiva de residuos. Pero en el Plan General se sigue apostando por nuevos crecimientos urbanísticos».

Corbera aboga por la imposición de numerus clausus en la Isla y en Palma, «llevar a cabo el control de acceso como ya ocurre en Venecia, Dubrovnik o el Machu Pichu. El bienestar de los vecinos está en juego. Los políticos aquí no tienen control del territorio y mientras tanto, llevan a cabo más promoción turística».