El Passeig Sagrera surgió en 1873 tras el derribo de las murallas y Gaspar Bennazar ofreció su diseño actual. | Pere Bota

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«Siempre ha habido quejas por la poda de los árboles», dice Isabel Ferrer Tapia, autora del estudio histórico sobre paseos arbolados de Palma. Licenciada en Historia y Geografía e Historia del Arte, durante el año pasado estuvo investigando y analizando las actas de los plenos del Ajuntament del siglo XIX y XX para analizar el origen de estos enclaves. Este proyecto lo llevó a cabo gracias a la iniciativa de Inma Gascón, ex jefa del área de Parcs i Jardins del Consistorio palmesano.

Después de analizar toda la documentación, Ferrer llegó a dos conclusiones cuanto menos curiosas. «Ya a principios del siglo XX había polémica en los plenos del Ajuntament por el platanero porque se consideraba que predisponía a la tisis y su polvillo creaba problemas respiratorios y de higiene». Un siglo después, el debate sobre las molestias que causa entre los alérgicos y la suciedad en los coches convierte al platanero en un quebradero de cabeza. La otra conclusión a la que llega la autora es que «la caída de palmeras en el Passeig Sagrera ya pasaba antes. Se estudiaba la existencia de corrientes de aire que explicarían que en esa zona no arraigaban bien». El estudio analiza las zonas arboladas en el antiguo recorrido del torrente de sa Riera (desviado en 1613), desde Vía Roma, pasando por la Rambla, calle Unió, Plaça des Mercat, Born, s’Hort del Rei y el Passeig Sagrera, «que se creó en una noche».

Imagen del Café Lírico y el hotel Alhambra que desaparecieron a mediados del siglo XX.
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Las Ramblas, el paseo que acogía un buen número de conventos y por el que paseaba el clero. Fotos: AJUNTAMENT DE PALMA/PERE BOTA

Los orígenes del Passeig Sagrera se remontan a 1873, cuando se derribó parte de la muralla que daba al mar. En 1903, Gaspar Bennazar buscó un nuevo diseño para este solar. El paseo era una extensión de tierra sin arbolado que se convertía en barro cada vez que llovía. Allí se ubicaban las grandes casas señoriales y esta explanada acogía fiestas populares y torneos. En 1833 llegaron ses Lleones y se reformó, colocando la conocida Font de ses Tortugues. Allí se recibió a la reina Isabel IIen 1860 y se alquilaban sillas para observar a la gente pasear. En 1863 se llevó a cabo la prolongación del paseo cuando el alcalde del momento puso a 200 personas a asfaltar y a plantar árboles a principios del siglo XX para que Palma tuviera un enclave para exposiciones», cuenta Ferrer. Entonces se popularizó este estribillo: «El batle Billón en un vespre ha allargat El Born». Luego proliferaron cafés, horchaterías y tiendas.

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Plaça de la Reina. Surgió tras la desamortización de Mendizabal y el derribo del convento de san Francisco de Paula. Acogió la estatua de Isabel II, de ahí su nombre, que fue retirada tras su exilio.

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Plaça del Mercat. Acogió una cala en la que desembocaba sa Riera, luego un zoco islámico y más tarde fue escenario de las ejecuciones públicas de la Santa Inquisición. Los edificios más característicos de la zona proliferaron a principios del siglo XX, como Can Casasayas y Can Berga, sede del actual TSJIB.

Indagando en las actas municipales, ya en el siglo XIX se permitía la tala de árboles para continuar con obras de construcción, ser usados como leña cuando escaseaba o ser vendidos. El derribo de la murallas, iniciado en 1873, impuso la progresiva plantación de árboles y en la década de los 50 del siglo pasado se impulsó la plantación de palmeras. La Rambla, que nació tras el desvío del cauce natural de sa Riera, se convirtió en una gran explanada que ya en 1721 se plantó. Rodeada de conventos, también acogía la Fira del Ram.En 1880 tomó el aspecto del paseo actual. Si el Born era el paseo de las clases altas de Palma, «La Rambla lo fue de militares y curas», dice el estudio. El Arxiduc Lluís Salvador reflejó en sus crónicas la magnificiencia de los plataneros allí plantados.

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Passeig des Born. Las esculturas de ses Lleones desaparecieron por el tamaño de sus senos pero luego fueron restauradas. Es el paseo por excelencia de las clases altas de Palma.

En la Plaça del Mercat había una cala en la que desembocaba sa Riera. Acogió el zoco islámico, luego en el siglo XVIII las carreras de toros y después, durante laInquisición, fue lugar de ejecuciones públicas. A principios del siglo XX apareció Can Casasayas y Can Berga, que acoge la sede del Tribunal Superior de Justicia, y el arquitecto Gaspar Bennazar conformó la plaza actual. En la primera mitad del siglo XIX se sembraron árboles para enlazar la Rambla con es Born. La Plaça de la Reina, fruto de la desamortización de Mendizábal, surgió en 1837 tras el derribo del convento de Sant Francesc de Paula. En 1863 se diseñó la plaza actual y el Hotel Alhambra y el Teatro Lírico fueron derribados en 1968 para la construcción de los jardines de s’Hort del Rei, inspirados en los huertos árabes.