La tragedia. En la madrugada del 26 de octubre de 2009 se derrumbó el edificio de la calle Rodríguez Arias, que se llevó siete vidas por delante. La investigación concluyó que el inmueble estaba en mal estado pero no halló culpables.

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El 26 de octubre de 2009, un edificio de la calle Rodríguez Arias, en el barrio del Camp d’en Serralta, se derrumbó, cobrándose la vida de siete personas. Han pasado 12 años y el solar permanece limpio y vallado, un herida abierta en la barriada que aún recuerda con dolor este hecho. Sin embargo, un cartel de ‘Se vende’ hace pensar a los vecinos que se abrirá una nueva etapa. El solar se ha puesto a la venta recientemente por 380.000 euros y tiene la calificación de urbanizable residencial. Según Chechu Osinalde, de Gesmorent, «ha habido varios interesados en adquirir este suelo». La alta demanda de viviendas de nueva construcción, y más en un lugar tan céntrico, ha disparado el interés.

Por su parte, Joan Juan, miembro de la asociación vecinal Som Serralta, recordó que «el edificio que se derrumbó se había construido sobre una planta baja antigua de 1938. En 1958 se añadieron tres plantas más aprovechando los muros de marés del edificio primigenio». Pocos minutos después del desplome, multitud de vecinos se acercaron a retirar cascotes para ayudar a las víctimas. «Fueron días muy tristes, pero todos los vecinos dieron una lección de colaboración y solidaridad ejemplar, que siempre se recordará y agradecerá», escribió la asociación Som Serralta en su perfil, recordando este triste suceso.

«Unos meses antes del desplome, este edificio había pasado por una rehabilitación», recordó Juan, que añadió que la presencia de este solar vacío «sigue siendo una herida para el barrio y para la ciudad. Fue una de las mayores catástrofes de Palma con muchas víctimas. Cuando la gente pasa por delante del solar, aún lo recuerda. La herida sigue abierta».

Lechería

Juan admitió que «si vuelven a construir allí, podremos olvidar poco a poco el dolor, que vaya cicatrizando la herida, aunque intentaremos que no se olviden a las víctimas». Los vecinos esperan que la construcción de otro inmueble «será una manera de empezar una nueva historia positiva para el barrio». La asociación recuerda que en el edificio original se ubicaba una conocida lechería donde la señora María atendía a los vecinos.