Imagen poco habitual, tomada el jueves, del humedal de ses Fontanelles, prácticamente seco. | Pere Bota

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Emaya valora en estos momentos la necesidad de volver a comprar agua desalada a la Agència Balear de l’Aigua i de la Qualitat Ambiental (Abaqua), dependiente de la Conselleria de Medi Ambient, ante la falta de lluvias y el estado de los embalses.

El Cúber y el Gorg Blau se encuentran al 39,78 % de su capacidad, cuando el año pasado por estas fechas llegaban al 73 %, lo que permitió afrontar los meses de verano con mucha más tranquilidad. Es cierto que la del año pasado fue una situación casi excepcional por las lluvias de abril que habían llenado los pantanos al 99 %.

Desde la empresa municipal se explica que «la situación no sería preocupante si fuese seguro que en octubre-noviembre lloverá lo normal para esos meses ya de otoño»; pero el problema «es la tendencia de pocas lluvias y la incertidumbre».

Alerta

Los embalses representan entre el 20 y el 30 % del suministro de agua y los pozos (cuya agua proviene de los acuíferos subterráneos), que aportan más del 50 % del agua de Palma, de momento están en buen estado. Por tanto, Emaya deja claro que «en estos momentos no estamos en alerta», pero llegados a este punto lo prudente es anticipar cualquier tipo de escenario que se pueda dar a los largo de los meses de verano.
Por eso la planificación de la empresa contempla este recurso de la compra de agua desalada y, de hecho, hay una reserva de 3,5 millones para este fin (de los que 3,2 millones suponen la cuota fija que se paga a Abaqua).

«Todavía no se ha comprado agua desalada, pero ya se está valorando en qué momento hacerlo, seguramente de aquí a un mes o dos, dentro de este verano, pero no de forma inminente», se explica desde la empresa.

Según se expone, «el clima y especialmente las lluvias son cada vez más imprevisibles y para una gestión prudente y sostenible del agua se planifica la compra de agua desalada con la idea de no sobre explotar los acuíferos y mantener unas buenas reservas en los pozos ante posibles situaciones de sequía».

No obstante, la decisión de cuánta agua se saca de los pozos es técnica y política a la vez, se debe decidir hasta qué nivel se quiere llegar para hacer una buena gestión de los recursos.

La empresa ha destinado hasta 24,3 millones a la compra de agua durante los últimos cinco años

El año pasado, Emaya compró 1,6 millones de metros cúbicos de agua desalada, lo que supuso 4,75 % de toda el agua suministrada durante el año y un coste de 3,6 millones de euros. Hay que tener en cuenta que Emaya paga a Abaqua un canon fijo anual de 3,2 millones, se compre agua o no. Esta cantidad es bastante pequeña si se compara con lo 5,2 millones de metros cúbicos que se compraron en 2019 (un 14,13 % y un gasto de 5,3 millones). Un año antes, en 2018, la compra fue de tan solo 547.463 metros cúbicos (apenas el 2 % del total y 3,3 millones de gasto) y en 2017 se compraron 1,5 millones de metros cúbicos (el 4,7 % y una inversión de 3,5 millones de euros). Pero si nos remontamos a 2016 la situación fue más crítica y se gastaron 8,6 millones en comprar agua.