Vista general de la zona que se conoce popularmente como parque wifi, en el Nou Llevant. | Pere Bota

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Cuatro años de promesas incumplidas. Los vecinos de Nou Llevant siguen esperando que el Ajuntament cumpla con los dos acuerdos de pleno –el primero de 2016 y el segundo del año pasado– para el vallado del popularmente conocido como parque wifi, escenario de todo tipo de actos incívicos y de no pocos delitos.

Este cierre del parque es una demanda de la policía como principal medida para poder acabar con los graves problemas de inseguridad –además de ruido y suciedad– que se dan desde hace un tiempo y que ya han sido denunciados por los residentes.

José Manuel Alcantud intervino en el pasado pleno municipal en nombre de los vecinos para advertir al equipo de Gobierno de que no están dispuestos a seguir aguantando, más cuando esperan un agravamiento de la situación cuando se levante el toque de queda, «y eso que el actual apenas se respeta». Por eso van a poner el caso en manos de la defensora de la ciudadanía, Anna Moilanen, y no descartan llevar a cabo alguna acción de protesta o toma del parque.

También estudian la opción de empezar a grabar con cámara oculta las cosas que suceden en el parque, sobre todo cuando cae el sol, «para enviarlas a los medios de comunicación, tanto los de aquí como los de ámbito nacional». La presencia policial, lamenta Alcantud, «es nula, se limitan a pasar por aquí puntualmente y ya está».

Los residentes, que temen dejar a sus hijos que vayan al parque solos, no entienden «por qué hasta ahora el Ajuntament no ha destinado dinero a un vallado que, no resolvería todos los problemas, pero sí ayudaría a que descendieran las concentraciones para hacer botellón, el trapicheo o las peleas».