Un momento del pleno de Cort. | M. À. Cañellas

TW
8

El proyecto de peatonalización de la calle Nuredduna volvió a ser protagonista del pleno ordinario de este mes en el Ajuntament de Palma y sirvió de base para la denuncia por parte de la oposición de la falta de participación ciudadana en el ejercicio político del equipo de Gobierno, como recientemente advirtió la defensora de la ciudadanía, Anna Moilanen.

El Pacte rechazó propuestas de PP y Ciudadanos para que se abra un proceso de diálogo y, si procede, se rectifique el proyecto, el cual sigue adelante pese a la oposición que volvieron a mostrar vecinos, comerciantes y el GOB.

En el turno de intervenciones de entidades tomó la palabra Carles Francesc Baeza, en nombre de la campaña 'Pere Garau, molt més que Nuredduna' (que impulsan Arca, Flipau amb Pere Garau y la Associació de Comerciants del Mercat de Pere Garau) y también en nombre de la junta directiva de la Associació de Veïns i Veïnes de Pere Garau. Estas entidades consideraron «triste e injusto» que el equipo de Gobierno «no quiera saber nada de consenso» en relación al proyecto. «No somos sus enemigos», aseguraron, «pedir un proceso de participación previo a las decisiones inamovibles sobre Nuredduna es pedir democracia real».

A Pastor, responsable de este proyecto, le rectificaron sus palabras de que «estamos ante una discusión de peatonalización sí o no», como suele decir, ya que «si fuese tan simple lucharíamos por el sí, como ya hicimos en Blanquerna o en el Parc de les Vies, proyecto este último por el que no han movido ni un dedo y también está en su pacto de gobierno».

En Nuredduna, afirmaron, la discusión «tiene muchos ángulos que demuestran que la peatonalización total es negativa» y la discusión es «gentrificación si/gentrificación no», es si «favorecemos o perjudicamos el transporte público», es «participación y transparencia sí o no», y es «distribución del dinero público justa o injusta». También está en juego «si los viandantes son protagonistas en todo Pere Garau o solo en Nuredduna», si «se ejecuta o no un eje cívico», o si se opta por «el autoritarismo o el diálogo».

También hablaron Carlos Alberto Zamora en nombre del GOB y Miquel Àngel Salvá, vicepresidente de Afedeco (que habló con el apoyo de Pimeco), entidades que apoyan la campaña. Este último resumió la postura de los comerciantes ante ese proyecto: «Sí, pero no así». Reclamó consenso y sentido común, «no es el momento de gastar tres millones de euros en esta calle», cuando el tejido empresarial y comercial lo está pasando tan mal. Propuso dedicar ese dinero, por ejemplo, a la reforma de las galerías de la Plaça Major, «que si bajan a verlas se les caerá la cara de vergüenza». Salvá recordó que «quien tiene un comercio tiene un voto» y que el comercio representa en Palma el 14 % del PIB.

Desde el GOB, Zamora también planteó dudas sobre el proyecto que, advirtió, alimentará un proceso de gentrificación y de exclusión, así como de especulación inmobiliaria. «Un urbanismo que se impone a las personas, sin escucharlas, -dijo- afecta a la vida de todos, pero sobre todo a aquellos que tienen menos recursos, son los primeros en sufrir las consecuencias de una intervención equivocada, sea la expulsión del barrio o más segregación».

Como única defensa del proyecto tomó la palabra el presidente de la Federació d'Associacions de Veïns de Palma (FAAVV), Joan Forteza, quien consideró que es «irrenunciable para la ampliación del espacio para viandantes y la reducción de la contaminación y el ruido que contribuyan a tener una ciudad más sostenible». El proyecto, añadió, «supondrá un cambio en el urbanismo de la ciudad, pues será la primera calle que no solo será un corredor para transitar sino que también permitirá disfrutar de un jardín central».

Forteza reclamó, no obstante, un plan de usos para todo el barrio, que se continúe con las mejoras en todas las calles del mismo y que, a fin de evitar problemas de aparcamiento, se declaren zonas de aparcamiento solo para residentes las vías transversales a Nuredduna.

La tensión subió varios grados durante el debate político. La edil de Ciudadanos, Eva Pomar, reprochó la «política de hechos consumados, que no es democracia, sino imposición». Desde el PP, Lidia Pérez instó a recuperar el diálogo y la participación de los vecinos. Fulgencio Coll (Vox) advirtió al tripartito de que «se están equivocando, pero están a tiempo de cambiar, como hicieron con los cambios de nombres de las calles».

Ante todo ello, la edil Pastor volvió a recordar que «se trata de un proyecto magnífico, que mejorará la calidad de vida de toda la ciudad, no solo de Pere Garau» y calificó de «pura y dura oposición política» el rechazo de PP, Cs y Vox.

La regidora rechazó de plano las acusaciones de falta de participación del proyecto, «ya contemplado en el PGOU de 1985 o en el PMUS», y acusó a las entidades que se oponen de ser «los mismos actores que se ponen en contra de cualquier proyecto que suponga una mejora importante para la ciudad, y que quieren decidir sobre la vida de todos los palmesanos». Por eso, «les digo que se presenten a unas elecciones, ganenlas y constituyan equipo de Gobierno».