El agua de Palma tiene fama de tener una alta mineralización, pero Emaya asegura que ahora mismo no es cierto. | Jaume Morey

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El Ajuntament de Palma está decidido a mejorar aún más el sabor del agua del grifo de Palma a fin de fomentar su consumo por parte de los ciudadanos y reducir así los residuos plásticos del agua embotellada. Para ello, el presidente de Emaya, Ramon Perpinyà, explica que el primer paso es reducir el margen de mineralización de este agua que se suministra a los palmesanos a partir de aumentar el aporte del agua de las fuentes naturales.

El sabor del agua del grifo es un parámetro subjetivo, éste viene determinado, a grandes rasgos, por la cantidad de cloro presente y por el nivel de mineralización. Ambos indicadores se gestionan por separado. «Es cierto que no todas las zonas de Palma tienen la misma calidad, pero las diferencias no son grandes», asegura el edil.

Perpinyà admite que el agua de Palma tiene fama de tener una alta mineralización, pero también afirma que esto ahora mismo «no es cierto, sí lo fue en el pasado, pero ahora estamos en 440 miligramos de residuo sólidos». Por eso, indica, «lo que vamos a hacer es trabajar para reducir esa parte y llegar a los 300 miligramos aproximadamente, con lo que estaríamos rozando prácticamente lo que se denomina agua blanda».

Este objetivo implica diferentes proyectos que se van a poner en marcha a corto y medio plazo, uno de los más importantes es la implementación de un sistema de ultra filtración que permitirá un mejor aprovechamiento del agua de las fuentes de abastecimiento. «El agua de las fuentes es un agua con muy baja mineralización y si aumenta su aporte nos asegura una bajada de la mineralización del agua que se sirve a través del grifo». También se utilizará más agua de la potabilizadora, que igualmente tiene una baja mineralización, y haciendo una mezcla de todas estas aguas se conseguirá bajar la mineralización del agua que bebemos.

El inicio del proyecto de ultra filtración lleva un retraso considerable sobre la previsión inicial porque se ha estado valorando con la empresa adjudicataria la mejor solución tecnológica. Por ello en la fase de redacción del proyecto se han tenido que hacer cambios que lo han retrasado.

Una vez acordada la solución tecnològica ya están en marcha las diversas fases del proyecto. En breve se finalizará el proyecto ejecutivo, para que este año pueda iniciarse la obra civil y dentro del año 2022 se ejecute la parte técnica, el sistema de tratamiento de agua, que estaría finalizada a principios de 2023.

La nueva planta de ultra filtración en Son Tugores permitirá aprovechar mejor el agua de las fuentes, pasando del tratamiento de 500 litros por segundo, como se hace actualmente, a 1.000 litros por segundo, es decir que el aprovechamiento medio pasará del 55 % al 94 %.

De esta manera se asegurará poder tratar casi toda el agua de las fuentes en los momentos de máxima aportación por lluvias intensas. Hasta ahora, en estos momentos puntuales no se puede aprovechar toda el agua aportada por las fuentes que abastecen Palma –la Vila, d’en Baster y de Mestre Pere–. Este incremento de capacidad de tratamiento puede suponer a lo largo de un año, y en función de las lluvias, incrementar en un 20 % el agua proporcionada por las fuentes.

La reducción de los residuos plásticos es otro objetivo. En estos momentos, se consumen en Palma 175 litros por habitante y año de agua envasada (117 botellas de un litro y medio por habitante y año). Esto significa un gasto de 61 euros por habitante y año y 2.000 toneladas de residuos plásticos al año.