En este barrio tradicional de Palma llegó a haber siete estructuras, hoy quedan cinco, dos de ellas en estado ruinoso. | M. À. Cañellas

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Es Jonquet lleva más de una década esperando contar con un Plan Especial de Protección (PEP) y, al fin, éste será pronto una realidad, según anunció Cort, que está a la espera de un último informe del Consell. Con el paso de los años, este barrio tradicional ha cambiado su demografía de forma alarmante, ya que cada vez más extranjeros se han interesado por sus pintorescas calles y por lo que, sin duda alguna, son su más reconocida y valiosa seña de identidad, sus molinos.

El PEP hace una mención especial a los molinos que, de hecho, están protegidos y por tanto se deben conservar y rehabilitar ya que tienen un valor patrimonial, cultural y paisajístico enorme. Pero, pese a ello, los tres molinos de propiedad privada que quedan en pie se encuentran desde hace más de veinte años en estado ruinoso y pese a las amenazas de expropiación por parte del Ajuntament si no eran rehabilitados, continúan igual.

Llegó a haber hasta siete molinos de viento sobre el talud natural de es Jonquet y de cara al mar, con sus bases cuadradas y las torres circulares. También hubo un molino de extracción de agua (Moli de Baix) en el solar dels Rentadors y era único en Palma.

El primer molino documentado en esta zona es del año 1339. 300 años después en el plano del canónigo Antoni Garau ya figuraban representados tres molinos y en el siglo XVIII se llega a los siete. Son los siguientes:

Molí d’en Garleta

Es propiedad de Cort desde el año 1993; en 1995 fue restaurado y hoy día acoge el Museo de los Molinos, que muestra el mundo de estas estructuras tradicionales mallorquinas. Estuvo habitado por su propietario, Gaspar Flexes i Balaguer ‘Garleta’, de larga estirpe de molineros, hasta que el Ajuntament lo adquirió.

Molí del Nom de Déu

Utilizado como vivienda y almacén, se encontraba en un lamentable estado de conservación hasta que en 1987 fue adquirido por Cort, que lo rehabilitó y lo convirtió en centro cultural.

Molí d’en Toni Trossos

Hoy día no existe. En 1831 ya había referencias sobre él, aunque fue uno de los primeros en dejar de tener sus antenas. En 1851 Palma fue sacudida por un terremoto que tal vez provocó poco después su derribo, por el estado en que habría quedado. Actualmente lo poco que queda, el silo, propiedad de Cort, ha sido rehabilitado y se usa como sede para la asociación de vecinos.

Molí d’en Carreres

Privado. Mencionado ya en 1840, en el año 1842 el propietario era Martí Bestard. En 1967 se convirtió en la sala de fiestas El Molino. Actualmente acoge las discotecas Sabotage y la Sala Luna-La Demence, que cuando se apruebe el PEP deberán cerrar.

Molí de sa Garriguera

Privado. Se sabe que hacia el año 1930 vivía en él ‘sa Garriguera’ y luego fue de su hijo Pep que pastoreaba cabras por sa Feixina y el valle de sa Riera. Posteriormente se habilitó como sala de fiestas. En 1950 se rodó en Mallorca la película Black Jack y en 1952 el molino se convirtió en el famoso cabaret Jack el Negro, que llevaban Els Valldemossa. En la década de los 80 funcionó como sala de fiesta con nombres como Abraxas, Babel’s o JB. Hoy en día presenta un estado precario.

Molí d’en Celos

Privado. Hacia 1860 ya tenía ese nombre. En 1931 el Fomento de Turismo se lo alquiló a su propietario y con la ayuda del Ajuntament se restauró colocándole las antenas y el gorro. Actualmente está en estado precario.

Molí d’en Moll

Actualmente no existe. En 1860 ya sólo se molían tejas y baldosas viejas. En 1866 ya no tenía antenas ni sombrero. Habitado hasta 1965, fue desalojado por seguridad. El 20 noviembre de 1975, el mismo día que murió Franco, fue destruido por una tormenta. Solo queda la base en una zona ajardinada sin ninguna placa ni recordatorio.

Oposición

Los vecinos de es Jonquet aseguran que «por fin estamos pudiendo dormir gracias al estado de alarma ya que las discotecas están cerradas», asegura la vicepresidenta de la Associació de Veïns de es Jonquet, Carmen Soto. Los residentes, asegura, no están de acuerdo con parte del contenido del PEP, en especial con el hecho de que los molinos puedan convertirse en restaurantes o viviendas (de una altura). Exigen que se preserven los usos y y que los molinos se destinen a usos sociales, como establecía el PERI del año 85. Además reclaman que la Plaça del Vapor recupere su fisonomía abierta a la bahía y al Molí d’en Carreres, pues con el paso de los años se ha ido reduciendo en favor de la propiedad privada de las discotecas de la zona. Así, tienen en marcha una recogida de firmas en Change.org y están preparando otras movilizaciones. Denuncian que los propietarios de algunos de los molinos nunca los han conservado.