Vecinos afectados quisieron dar la cara para denunciar el problema que padecen. | Pere Bota

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Los vecinos de la Plaça Mediterráneo de Palma se sienten «desesperados y desamparados». Hace años que soportan el ruido de la música de la discoteca que hay en los bajos de su casa y las peleas que provoca la clientela de este local que a lo largo de los años se ha ido alquilando a diversas personas y cambiando de nombre.

«Estamos pasando las de Caín», asegura Irene González, una de las afectadas que afirma haber interpuesto diversas denuncias ante el Ajuntament palmesano «por las que no he recibido respuesta». González destaca que «en la finca viven menores, como mi hija, que algunos días se van al colegio sin haber podido dormir».

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Los vecinos se consideran «absolutamente impotentes ante la pasividad del Consistorio y de la Policía Local», denuncia esta residente, quien lamenta que «algún policía me ha llegado aconsejar que cambiemos de casa, que la insonoricemos o que nos compremos tapones».
Eva Navarro es otra de las afectadas por el problema con la discoteca, que era el antiguo Boulevard Mediterráneo. Ratifica que «estamos sufriendo contaminación acústica de forma reiterativa, al margen de las molestias que supone para todos nosotros pasar o acceder a nuestra casa en las horas en que la discoteca está abierta ya que en esta zona hay numerosas peleas provocadas por la gente que acude al local».

Cada noche de viernes y de sábado, relata, «llamamos en numerosas ocasiones a la Policía Local porque no podemos dormir y nuestra salud se está viendo afectada, pero no viene casi nunca».

Los afectados aseveran que «de todo esto tiene cumplida información el Ajuntament desde hace un montón de años y, concretamente, en esta última ocasión desde julio, pero ni hemos obtenido contestación ni solución, ni sabemos nada de nada». Añaden que «tan solo nos han dicho que están pendientes de un informe de la Policía Local desde el mes de octubre, que debe ser algo complicadísimo por la tardanza». «Todo es muy extraño, ya hemos empezado a pensar que alguien no quiere que se cierre esta discoteca por alguna razón», comenta Navarro.