Desde el IMAS se reconoce que «el fenómeno de los asentamientos es relativamente nuevo y proviene de una tendencia de las personas sin hogar a agruparse para así protegerse mutuamente de posibles agresiones». | Archivo

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En Palma hay detectados en este momento hasta 21 asentamientos chabolistas, tres menos que hace tan solo un año, en los que viven alrededor de un centenar de personas, según datos aportados por la presidenta del IMAS, Margalida Puigserver.

Exceptuando contadas ocasiones, añade la responsable del Institut dependiente del Consell de Mallorca, no suele haber menores viviendo en los asentamientos y tampoco personas muy mayores. Estas chabolas se ubican tanto en terrenos urbanos como rurales de la ciudad y lo mismo ocupan espacios de titularidad pública (cauces de torrentes) como privada (solares sin cerrar).

Desde el IMAS se reconoce que «el fenómeno de los asentamientos es relativamente nuevo y proviene de una tendencia de las personas sin hogar a agruparse para así protegerse mutuamente de posibles agresiones».

Las personas que viven en ellos, explica Puigserver, «son muy heterogéneas», algunas provienen de situaciones claras de exclusión social y en otros casos dicha exclusión no está tan definida (por ejemplo mantienen todavía lazos familiares) y viene dada más por exclusión cultural, (personas de etnia gitana, normalmente de países del este de Europa, que todavía tienen la cultura del nomadismo en su entorno cultural). «En algunos casos se reúnen por nacionalidad, en otros por etnia, por afinidad...», añade Puigserver.

Una característica observada por los expertos es que los asentamientos «son cada vez más estables, independientemente de las personas que los habiten. En este caso no es un número inalterable, al contrario, va cambiando con frecuencia», confirma la presidenta del Institut, «entre otras cosas por la intervención que realizamos con ellos gracias a la Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES)».

Las actuaciones que hace el IMAS hacia las personas sin hogar se realizan a través de la UMES, que cuenta con un equipo diurno y uno de nocturno. Éste último sale cada noche todos los días del año con el objetivo de detectar situaciones peligrosas para dichas personas actuando en lo que se denominan «emergencias individuales» (sobredosis, enfermedades, situaciones de debilidad como por ejemplo peligro de congelación si se ha ingerido mucho alcohol..). Pero también se hacen salidas programadas y los usuarios pueden pedir ayuda llamando al 112 en caso de una emergencia especial, la cual se pone en funcionamiento cuando bajan las temperaturas o hay fuertes lluvias.

Labor informativa

El equipo diurno, tiene como misión un trabajo más de contacto con dichas personas con el objetivo claro de hacerles entender que les conviene salir de su situación. Tanto un equipo como el otro les ofrecen mantas y la opción de ir a comer a Ca l’Ardiaca.

Cort realiza solo una labor informativa sobre las ayudas a las que pueden acogerse estas personas cuando se detecta un nuevo asentamiento, explica la regidora de Serveis Socials, Mercé Borràs.