Aspecto de la primera jornada de la cumbre de la OTAN en el recinto de Ifema, en Madrid, durante la intervención telemática del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. La Alianza aprobó mandar a Ucrania un paquete de asistencia militar. | JUAN CARLOS HIDALGO

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Los líderes de la OTAN definieron este miércoles a Rusia como la «más significativa y directa amenaza» para su seguridad y consideraron a China por primera vez como un «desafío», en la nueva estrategia para la próxima década que busca preparar a la Alianza ante un mundo «más peligroso». «Nos enfrentamos a un cambio radical en nuestro entorno de seguridad. Y la competencia estratégica está aumentando en todo el mundo», resumió en una rueda de prensa el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa durante la cumbre de la Alianza en Madrid de este miércoles y jueves.

En la cita, los líderes aliados dieron luz verde al ‘Concepto Estratégico de Madrid’, el documento en el que basan sus principios y que guiará sus políticas a lo largo de la próxima década. La guerra de Rusia en Ucrania ha «hecho añicos» la paz en Europa, destacan los líderes en ese texto, en el que cambian el enfoque de «socio estratégico» que mantenían de Moscú desde que aprobaron su último concepto en 2010, en una cumbre en Lisboa en la que incluso participó el entonces presidente ruso, Dimitri Medvédev.

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La cuestión de Pekín

En el documento, la OTAN menciona también por primera vez a China. Pekín se ha posicionado, alineándose con Moscú, en contra de la política de «puertas abiertas» de la Alianza, un elemento más que motivó el debate entre los aliados sobre si debían considerar a China una amenaza o un «desafío», además del hecho de que ha disparado su inversión en defensa e incrementado su capacidad nuclear. El nuevo ‘Concepto Estratégico’ se ha decantado por esto último y advierte de que China «desafía nuestros intereses, seguridad y valores», además de establecer una posición conjunta de los aliados contra el terrorismo y las amenazas cibernéticas e híbridas. «China no es nuestro adversario, pero debemos estar al tanto de los graves retos que representa», apuntó Stoltenberg.

Efectivos militares

La OTAN también impulsó un refuerzo en los países del este de Europa, donde se comprometió a desplegar más fuerzas «robustas» y «listas para el combate». Los actuales batallones desplegados en ocho países del flanco oriental podrían pasar a tamaño de brigadas con el apoyo de equipos pesados preposicionales y fuerzas preasignadas a determinados aliados. Además, la Alianza decidió transformar su Fuerza de Respuesta y ampliar los efectivos que mantiene en alerta y que pueden desplegarse con rapidez de 40.000 a más de 300.000. Para hacer frente a mayores retos, los líderes aliados volvieron a comprometerse con invertir un 2 % de su PIB en defensa, como hicieron en 2014, un objetivo que «cada vez se ve más» como un punto de partida y no como un fin, comentó Stoltenberg.

Los aliados celebraron una sesión de trabajo dedicada a la guerra en Ucrania en la que participó por videoconferencia el presidente de ese país, Volodímir Zelenski, de quien elogiaron su «liderazgo». En Madrid, los líderes de la Alianza dieron luz verde a un paquete integral de asistencia a Kiev que incluye comunicaciones seguras, combustible, suministros médicos y armaduras corporales, así como equipos para hacer frente a minas y amenazas químicas y biológicas. También contiene «cientos de sistemas portátiles antidrones», según señaló Stoltenberg.

El apunte

Finlandia y Suecia reciben la invitación para acceder de pleno derecho al club

Los líderes de la OTAN acordaron en Madrid invitar a Finlandia y Suecia a convertirse en miembros de la OTAN, después de que Turquía haya levantado su veto a la entrada de los dos países nórdicos en la organización. «Hoy los líderes de la OTAN tomaron la histórica decisión de invitar a Suecia y Finlandia a convertirse en miembros de la OTAN», declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. El político señaló que el acuerdo entre Turquía, Finlandia y Suecia «allanó el camino» para la decisión. Ankara se oponía a que Helsinki y Estocolmo se sumaran a la Alianza porque consideraba que apoyaban a organizaciones terroristas kurdas.