La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. | Eduardo Parra

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La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha asumido este lunes los «errores» que ha cometido su formación, sobre todo a raíz de no haber explicado bien la necesidad de la moción de censura en Murcia, pero ha subrayado que, frente a la operación que, a su juicio, se ha puesto en marcha para «acabar» con la formación naranja, ha querido dar «un paso al frente» y seguirá «firme» defendiendo su proyecto con la Ejecutiva renovada que se ha creado.

En una declaración sin preguntas rodeada de sus compañeros de la dirección y escoltada por el líder del partido en Andalucía, Juan Marín, y por el portavoz en el Congreso, Edmundo Bal, la líder de Ciudadanos ha reconocido que no han sabido explicar suficientemente bien la «insostenible» situación que se vivía en la Región de Murcia y que les llevó a presentar una moción de censura contra el Gobierno de Fernando López Miras.

Moción de censura

Según ha explicado, los representantes de Cs en Murcia han relatado a la Ejecutiva situaciones «terribles» y prácticas «escandalosas» de sus socios de gobierno del PP, así como «casos espeluznante de acoso, de señalamiento, de amenazas y de ofrecimientos».
«Siempre hemos querido actuar con lealtad y siempre dentro el acuerdo de gobierno, pero llegó un momento en que no podíamos más --ha señalado, justificando la moción de censura en Murcia que ha acabado convulsionando la política española--. Somos muy buenos socios pero muy malos cómplices».

Por tanto, sigue pensando que la moción de censura en Murcia estaba justificada, pero admite que Ciudadanos no supo trasladar la necesidad de su presentación. «Y tanto que hemos cometido errores», ha sentenciado.

A raíz de eso, en el partido se han asumido responsabilidades y el resultado es que dos personas de su «absoluta confianza», Carlos Cuadrado y José María Espejo-Saavedra, han acabado dando «un paso al lado».

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Arrimadas sostiene que Ciudadanos es el único partido «limpio» de centro y sigue siendo necesario para evitar que los extremismos condicionen los gobiernos y para seguir tendiendo puentes a uno y otro lado del tablero político.

A su juicio, en su primer año al frente del partido han apostado por la «política útil» y por «tender puentes», adoptando decisiones «difíciles» con el único objetivo e «hacer lo correcto para España», y esa seguirá siendo su receta.

Pero también cree que es «un partido incómodo» porque denuncia «la corrupción», venga de donde venga, y ha afirmado que se ha activado una «operación» para «acabar» con el que, a su juicio, es «el mejor proyecto para España».

En ese sentido, cree que se ha puesto de manifiesto en estos días que no es lo mismo ser que estar y que algunos de Ciudadanos «estaban en el partido», pero a los pocos días o incluso horas se han puesto «al servicio de otro partido» en alusión al PP. «Hay personas que estaban en Ciudadanos, pero no son de Ciudadanos», ha comentado.

En su opinión, ser de Ciudadanos es lo «difícil» porque supone que «molesta igual» la corrupción de uno u otro partido, trabajar para «tender puentes» y «recibir ataques cada día, que unos te llamen facha y otros traidor». «Lo que hace Ciudadanos no es lo cómodo ni lo fácil, sino lo difícil, y creo que lo correcto», sostiene.

A partir de ahora, y tras la ampliación de la Ejecutiva, Arrimadas promete seguir al frente del partido buscando sumar voluntades y evitando el riesgo de «polarización» y de «política de bandos» que perjudica al país. En Madrid, en concreto, pide evitar que los populismos entren en Gobierno y llama a trabajar para que el futuro no dependa de los extremos, sino del centro.