El candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en la segunda jornada del debate de su investidura como presidente del Gobierno. | Efe

TW
7

Después de que la primera votación ratificara el 'no' a la investidura de Sánchez, éste tendrá que esperar al martes para ser investido presidente. La jornada de este domingo ha estado marcada por un debate más bronco si cabe que el de el sábado, que muestra el nivel de crispación y polarización que se espera en esta legislatura.

El pleno de la Cámara baja rechazó la investidura por no haber conseguido el candidato mayoría absoluta. Hubo 166 votos a favor -faltaba la diputada de En Comú Podem Aina Vidal, ausente por enfermedad-, 165 en contra y 18 abstenciones.

Por eso habrá que esperar cuarenta y ocho horas para la segunda votación y Sánchez podrá ser elegido ya entonces con mayoría simple, con los previsibles 167 votos a favor frente a 165 en contra y 18 abstenciones.

El Congreso ha vivido este domingo una de las broncas más fuertes que se recuerdan, a cuenta de la intervención de la diputada de Bildu Mertxe Aizpurua, por sus palabras sobre el Rey, cuyo discurso, tras el referendum del 3 de octubre de 2017, ha dicho, había sido una de las «expresiones más evidentes» de las recetas «autoritarias».

Desde el «qué vergüenza» y «vosotros nos matabais a nosotros» de Pablo Casado o el abandono del hemiciclo del líder de Vox, Santiago Abascal junto a dos diputados de esa formación víctimas de ETA, hasta los gritos de «libertad libertad» de toda la bancada de la derecha, la intervención de Aizpurua ha provocado la crispación en el pleno.

Y lejos de calmarse ha aumentado cuando la diputada abertzale ha dicho que Arnaldo Otegi estuvo «más de seis injustos años en prisión» por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna. Una afirmación que para el líder del PP suponía «apología del terrorismo».

Sánchez ha eludido en todo momento entrar en esta bronca, incluso pese a los reproches de Casado, que le ha acusado de no salir a defender la Constitución ni a las víctimas del terrorismo tras las palabras de Aizpurua.

Ha sido más tarde cuando el candidato a la investidura ha arremetido contra PP y Vox al señalar que «a la derecha y la ultraderecha no les duele España, les duele no gobernar España, y ese dolor se les hace insoportable».

Noticias relacionadas

O cuando, ya al cerrar su discurso, ha defendido su coalición de «moderación y progreso» como el «mejor antídoto contra la coalición del apocalipsis» y de la «España en blanco y negro».

Antes de la votación, Sánchez ha insistido en la «ilusión» que despierta este Gobierno y en la voluntad de diálogo de su próximo Ejecutivo de coalición como «la mejor reivindicación de la mejor política».

Y la portavoz de su partido, Adriana Lastra, ha criticado duramente a los partidos de derecha, a los que ha acusado de haber amenazado «de forma implícita y hasta explícita con un golpe de Estado».

Lastra ha advertido a Pablo Casado de que si sigue hablando y comportándose como Vox «sus votantes acabarán votando a Vox». Y al partido de Santiago Abascal le ha dicho que ella votará sí a la investidura para «defender a la democracia de gente» como ellos.

Además, Lastra ha recriminado a la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, su «ridículo alentando tamayazos», al pedir a diputados socialistas que votasen no a Sánchez.

Votación

Tras las intervenciones ha llegado la votación, y como estaba previsto Pedro Sánchez no ha obtenido mayoría absoluta y no ha sido investido: 166 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones, por debajo de los 176 votos afirmativos que se requieren para que el Congreso lo designe presidente del Gobierno.

El candidato del PSOE ha obtenido un voto menos de los previstos inicialmente debido a la ausencia por enfermedad de la diputada del grupo de Unidas Podemos Aina Vidal, aunque no ha tenido influencia en el resultado. Según fuentes de este grupo, Vidal sí estará en la votación del martes.

Al acabar el pleno algunos diputados admitían su malestar por la bronca vivida en el hemiciclo. O su «aburrimiento», como ha dicho el portavoz del PNV, Aitor Esteban, por «ver este espectáculo que no conduce a nada y que algunos buscan».