El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. | Emilio Naranjo

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha asegurado que su oferta de que entren en el Ejecutivo miembros «cualificados» de Unidas Podemos «sigue en pie hasta la próxima semana», cuando se celebra el debate de investidura.

Sánchez ha lamentado que el principal escollo para la falta de acuerdo con Pablo Iglesias sea la entrada del líder de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros, que él no acepta.

Y ha recalcado que su oferta de entrada de miembros de Unidas Podemos, la primera de este tipo que se hace en cuarenta años en democracia, no se refiere a «tecnócratas ni burócratas», sino a personas de ese partido cualificadas que puedan ocupar carteras en el próximo Consejo de Ministros.

No se dan las condiciones

Pedro Sánchez, ha subrayado este jueves que «no se dan las condiciones» para que el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, sea miembro de un ejecutivo de coalición entre los dos partidos. Principalmente, ha dicho, porque necesitará un vicepresidente «que defienda la democracia española» y no diga que los acusados de promover la independencia de Cataluña son «presos políticos» como ha dicho Iglesias «en público y en privado».

A juicio de Sánchez, cuando el Tribunal Supremo emita su sentencia sobre el 'procés', España encarará «una de las mayores crisis» que vivirá en democracia, y para afrontarla necesitará «un Gobierno con las ideas claras y cohesionado». Según ha dicho, no se puede «permitir el lujo» de tener un vicepresidente que, «por lealtad mire para otro lado» o mantenga silencio, ni un gobierno que se «paralice» por discrepancias de fondo.

En una entrevista en La Sexta Sánchez ha cargado duramente contra Iglesias y ha dicho tener «clarísimo» que su exigencia de sentarse en el Consejo de Ministros es el «principal escollo» para un acuerdo de gobierno. Además, le ha advertido de que su oferta de un gobierno de coalición con miembros de Unidas Podemos expira la semana que viene, con la votación para su investidura.

«Mantengo la oferta hasta el día de la votación, después no habrá ninguna oferta», ha dicho, dejando claro que, si Podemos vota no a su investidura la semana que viene, «cualquier formulación de entendimiento» posterior «no pasará ya por una coalición».

Según Sánchez, él se ha «movido hasta en cinco ocasiones» con sus diversas ofertas a Iglesias --"¿qué más puedo hacer?, ha llego a decir--, así que ahora ha pedido «generosidad» a los demás, convencido de que eso será bueno también para «sus partidos y sus perspectivas electorales».

También ha pedido generosidad a los presidentes del PP y de Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, y les ha pedido su abstención por la «estabilidad» del país «al que dicen querer tanto» y por el que se dan «golpes de pecho». Según ha dicho, antes de la votación, prevista para el martes, llamará por teléfono a los tres.

«Los españoles tomarán nota»

Sánchez ha añadido que él es candidato ahora, no en agosto o en septiembre, y ha opinado que entonces será «mucho más difícil». Si, a falta de Gobierno, hubiera nuevas elecciones en noviembre, ha dicho entender el «hartazgo» de los ciudadanos, que «votan para que haya Gobierno», pero no da por hecho que el resultado pueda ser similar: «Bueno, ya veremos, los españoles tomarán nota de lo ocurrido estos meses».

Después de que, el pasado lunes, el propio Sánchez dijese en la Cadena Ser que Iglesias no le había pedido ser vicepresidente del Gobierno, este jueves ha alegado que el líder de Podemos no lo «explicitó así» pero que la participación de Podemos en el gobierno, y singularmente la del propio Iglesias, ha sido el tema principal del 99,9 por ciento de las conversaciones que han mantenido.

El líder socialista ha justificado su rechazo en las posiciones de Iglesias sobre Cataluña --«defienden el derecho de autodeterminación, dicen que hay presos políticos, recurrieron el artículo 155»-- pero también en que un gobierno con Iglesias dentro «no funcionaría».

Un vicepresidente para «vigilarle»

Primero, ha dicho, porque no puede «permitir» que alguien entre en el Gobierno con el argumento de que le quiere «vigilar» porque no se fía de él y, segundo, porque Unidas Podemos no puede garantizar la «homogeneidad» de las actuaciones de sus miembros.
Como muestra ha mencionado la situación de La Rioja, donde una diputada 'morada' ha impedido la investidura de una presidenta socialista, cosa que, ha dicho, le parece «durísimo». También se ha preguntado si Iglesias puede garantizarle el apoyo de los 'Comunes' cuando haya que «gestionar la crisis» tras la sentencia.

Aunque ha dicho no querer desvelar conversaciones privadas, ha confirmado que «algunas de las cosas que han salido en las conversaciones» fueron peticiones de Podemos de una Vicepresidencia, así como de los Ministerios de Hacienda, Trabajo y Seguridad Social o la tarea de la comunicación.

«No quiero vetar a nadie pero tampoco quiero que me impongan los nombres porque yo voy a ser el primer y el último responsable de lo que hagan esos ministros, sean del PSOE, sean independientes o sean de Unidas Podemos. Creo que es muy sensato lo que estoy planteando», ha alegado.

Sánchez ha argumentado que él ha cedido en sus posiciones iniciales, pasando de pretender un gobierno en solitario a ofrecer uno «de cooperación», la incorporación de independientes y la entrada de miembros de Podemos «cualificados» en distintas áreas, en lo que sería --ha subrayado-- la entrada en el Consejo de Ministros de una fuerza a la izquierda del PSOE por primera vez, pese a que no le garantiza la mayoría absoluta en el Congreso.

El «no» de 2016

Así, le ha reprochado a Iglesias que recibiera su oferta «con desprecio» y que convocase una consulta que, a su modo de ver, trata de «justificar lo injustificable», su voto en contra. «Esto lo he vivido ya, en 2016 hubo una consulta». Es evidente que cuando el señor Iglesias tiene un problema convoca una consulta para parapetarse y justificar lo injustificable», ha dicho.

Sánchez ha recordado en varias ocasiones a Iglesias su voto en contra en 2016 y le ha advertido de que si vuelve a hacerlo «con la ultra derecha, con PP y con Ciudadanos», tendrá que «reflexionar». También ha dejado claro que le da igual que el voto 'morado' sea 'no' o abstención, que sería «un no vergonzante» ya que supondría igualmente impedir su investidura.

El líder socialista ha vuelto igualmente a apelar a la responsabilidad de PP y Ciudadanos para dar estabilidad al país, subrayando que, dado que critican con frecuencia que el PSOE dependa de fuerzas independentistas, sería una forma de hacer que el voto de los independentistas valga «cero».

En su opinión, la diferencia entre la situación actual y la de 2016 es que ahora no hay alternativa a uno liderado por el PSOE --entonces sí, ha dicho, y eso motivó la «crisis» socialista--.

Además, les ha advertido a PP y Ciudadanos, además de a Unidos Podemos, de que incurrirán en una «extraordinaria irresponsabilidad» si permiten que España esté con un gobierno «en funciones» cuando llegue la sentencia del Supremo sobre el 'procés' y cuando acabe la moratoria del Brexit el 31 de octubre.