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El discurso de las actrices en las últimas galas y ceremonias de premios reivindicando la igualdad entre hombres y mujeres ha avivado con fuerza la lucha feminista que, según psicólogos y sociólogos consultados por Efe, «ha dado un paso adelante» porque las mujeres han dicho: «Ya basta de callarnos».

El feminismo resurge «con fuerza», según Sara Berbel, doctora en psicología social y experta en políticas de igualdad, y lo hace «ampliando sus reivindicaciones a otros muchos grupos de mujeres que, hasta ahora, no se sentían concernidas por este movimiento».

El cambio más sustantivo es la suma de muchas mujeres a las clásicas reivindicaciones feministas, pero la mala noticia, según la psicóloga, es que esto ocurre, en gran parte, debido a la llegada de gobiernos conservadores y presidencias, como la de Donald Trump, que han puesto de manifiesto «un desprecio enorme por las mujeres en general y el feminismo en particular».

«En Norteamérica, la llegada de Trump ha movilizado al feminismo, y así aparece el Women's March con una enorme fuerza. Han logrado manifestaciones multitudinarias que se han repetido en muchos países europeos, y esta fuerza es la que ha propiciado que otras actuaciones, como la denuncia de las actrices contra un productor de cine, haya tenido el impacto que ha tenido», según Berbel.

Había pues un sustrato de fuerza, de indignación y de reivindicación que ha permitido emerger otras iniciativas feministas, como las de las actrices en las alfombras rojas, protagonizando momentos tan memorables como el de la presentadora Oprah Winfrey en la gala de los Globos de Oro.

Las actrices se han cansado de que los hombres «las acosen, de callarse, de ganar menos dinero, de que las ninguneen en muchos sentidos» y la chispa para este revulsivo han sido las denuncias de acoso de algunas actrices, según la socióloga Marina Subirats, exdirectora del Instituto de la Mujer de 1993 a 1996.

Tal y como recuerda, en 1997 una mujer, Ana Orantes, fue asesinada por su marido después de atreverse a contar en televisión las agresiones que sufría por parte de él.

Un momento que, según Subirats, supuso también un punto de inflexión para las mujeres: «Fue tan terrible y espectacular que fue como un despertar, y los medios se dieron cuenta de la gravedad del tema y a partir de ahí fueron informando más».

«Ahora se destapa el acoso sexual de un productor de cine. Es lo mismo. La imposición y el uso de la violencia y la amenaza. No cuenta la voluntad de la mujer, sí la del hombre, y si él quiere ella se aguanta y si no, habrá represalias», agrega.

Esta socióloga especializada en el ámbito de la igualdad cree que la lucha feminista «nunca se ha ido», pero que pasa ahora por momentos «álgidos» porque las mujeres han dicho: «Ya basta, ya se ha llenado el vaso y ha rebosado el agua y vamos teniendo más capacidad de imponer nuestros criterios».

Por eso, «no es por azar que en España, en los Goya, sigan las reivindicaciones porque se han mirado en el espejo de las norteamericanas y han dicho 'nosotros tampoco nos vamos a callar'», afirma Subirats.

Se está generando un movimiento a nivel mundial, un feminismo que comparte con el clásico la ideología, pero que se diferencia en el método.

Las redes sociales, según Berbel, son las que han permitido esa extensión de proclamas feministas a diversos países del mundo y a mujeres de toda condición. Se trata de una metodología que va de la mano del ciberfeminismo.

«Es su puesta de largo», según la psicóloga, quien insiste en que el acicate de esta nueva ola del movimiento ha sido el retroceso en políticas de igualdad de gobiernos conservadores.

Las reivindicaciones siempre son positivas porque visualizan problemas que, de otro modo, pasan desapercibidos, pero, según las expertas, «no son suficientes».

Los cambios reales no se producirán hasta que llegue la voluntad política, y para ello, la psicóloga cree necesario que «hombres y mujeres en el poder apuesten por políticas determinantes para la igualdad».