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Los restos de 28 vecinos de Alcaudete de la Jara (Toledo) fusilados días después de finalizar la Guerra Civil y hallados el pasado mes de abril en dos fosas comunes a 3,5 kilómetros del municipio fueron enterrados ayer en el cementerio de su localidad natal.

Alrededor de 150 personas acudieron al acto en el que, tras una ceremonia religiosa, se procedió a la lectura de diversos testimonios y poemas y al entierro posterior de los restos en urnas individuales y en una sepultura única. Setenta y un años después de su muerte, los asistentes, en su mayoría hijos, sobrinos y nietos de los 28 fusilados, pudieron ver las urnas expuestas con sus restos, los cuales no han sido sometidos a pruebas de ADN tras la decisión de sus familiares de evitar un proceso largo y costoso.

Únicamente ha sido perfectamente identificado uno de los fusilados, el más joven de todos ellos, un chico de 17 años hijo del último alcalde republicano de Alcaudete de la Jara, junto al que fue asesinado aquella jornada. Los familiares presenciaron su inhumación con alivio y alegría por la reparación de su memoria, pero también con dolor por el recuerdo del día en que fueron asesinados, que algunos de ellos vivieron.

En Burgos, el equipo de la sociedad Aranzadi que dirige el forense Francisco Etxeberria ha dado por concluidos los trabajos de exhumación de una fosa común de la guerra civil en la localidad de Villalba de Duero tras recuperar restos de siete cadáveres, todos ellos de varones cuando se cumplen 74 años de su muerte.