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AGENCIAS

El Gobierno español ha activado todos los resortes diplomáticos a su alcance para tratar de resolver lo antes posible el secuestro anoche de tres cooperantes catalanes en Mauritania, acto que podría ser obra del grupo terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Desde que en la noche del domingo se tuvo noticia del secuestro, llevado a cabo a unos 150 kilómetros de Nuakchot, capital del país, el Ejecutivo se mantiene en contacto con las autoridades mauritanas, con las de Mali y con familiares de los secuestrados y de la ONG que organizó el viaje, Barcelona-Acció Solidària.

Desde Bruselas, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que «todo apunta» a que el secuestro ha sido obra del grupo islamista radical Al Qaeda en el Magreb Islámico, que ya ha actuado en esa zona buscando como objetivos a cooperantes. Los tres cooperantes secuestrados son el director de las empresas Tabasa y Túneles del Cadí, Albert Vilalta, el empresario del sector de la construcción Roque Pascual y la funcionaria judicial Alicia Gámez. El secuestro de los tres cooperantes se produjo cuando transportaban material de ayuda en un convoy formado por trece vehículos que se dirigía a Dakar, la capital de Senegal.

El Ejército mauritano ha establecido como su máxima prioridad impedir que los presuntos terroristas consigan escapar a través del desierto a otro país vecino, principalmente Mali. Para impedir la fuga, el Gobierno español ha ofrecido a Mauritania aviones y helicópteros de la Guardia Civil que trabajan en el país africano en el control de la inmigración ilegal para participar en el dispositivo de búsqueda de los cooperantes.

El director de la ONG Barcelona-Acció Solidaria explicó que la zona de Mauritania donde se ha producido el secuestro es «una carretera muy transitada» y «teóricamente muy segura».

Según el relato de los cooperantes, la caravana avanzaba en la formación habitual, con los camiones que transportaban el material en medio de la fila y los dos vehículos ligeros en los extremos, cuando el último vehículo fue asaltado. Cuando el vehículo de delante, situado a unos 300 metros, dio la vuelta para ver qué ocurría, se encontró el coche asaltado con las puertas abiertas, en medio de la carretera, aunque con todo el material que transportaban sin tocar: «Encontramos el coche din nuestro compañeros y con el dinero en metálico en su interior».