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El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha dado órdenes de cerrar filas en el seno del Gobierno y del PSOE. No puede haber críticas y sólo se debe destacar lo positivo, sobre todo en la política económica, pese a los casi cuatro millones de parados incluidos y la subida de impuestos de 15.000 millones de euro. Las declaraciones de los dirigentes dejan poco lugar a interpretar nada más que todo va bien en el PSOE y en el Gobierno. Sólo algunas opiniones pueden dar a entender la crisis interna, y en ese caso se hallaría José Blanco.

La comparecencia de Zapatero en el Congreso movió el interés de los periodistas a los pasillos a la búsqueda de ministros y dirigentes socialistas que reconocieran discrepancias en el Gobierno sobre las medidas anticrisis. «En absoluto», fueron sido las dos palabras más repetidas por los socialistas abordados cuando los informadores repetían su pregunta: «¿Hay división en el Gobierno?».

Al propio Zapatero, mientras abandonaba el Palacio de las Cortes, prefirieron preguntarle si se sentía solo en el Gobierno. Manteniendo su sonrisa, no abrieron la boca, pero con él salía el ministro de Fomento, José Blanco, quien sí respondió: «Solo no, porque yo le acompaño».

Por otra parte, Zapatero ha encargado a los vicepresidentes Manuel Chaves y Elena Salgado que transmitan a la sociedad las acciones que está llevando a cabo el Gobierno en contra de la crisis económica y también otro tipo de cuestiones de actualidad.

Según fuentes del Ejecutivo, para cumplir este encargo de «hacer pedagogía» con la actuación del Gobierno, Chaves y Salgado comparecerán martes y jueves, respectivamente, ante los medios de comunicación. El origen de esta decisión está en las duras críticas que ha sufrido el Ejecutivo por parte de la oposición, sobre todo del PP, tras la decisión del presidente del Gobierno de subir los impuestos para poder mantener las prestaciones sociales durante la crisis y también en las informaciones negativas de organismos internacionales que sitúan a España en una crisis más prolongada que al resto de países de la UE.

Pero también han podido influir críticas internas, no tanto sobre el objetivo, pero sí sobre cómo se han llevado a cabo los anuncios de una posible subida de impuestos, ya que en un principio se comenzó hablando de elevar la imposición a los más ricos, dando a entender que se subiría el IRPF, después se descartó esta posibilidad y se admitió una subida impositiva para las rentas del capital y finalmente, Zapatero admitió en Italia que se estudia la subida de la imposición indirecta, es decir, el IVA y los impuestos especiales.

De hecho, representantes de Izquierda Socialista, han explicado que pedirán el próximo sábado en la reunión del Comité Federal del PSOE al presidente del Gobierno que ya que va a discutir su anunciada subida de impuestos con todos los grupos parlamentarios, abra también un debate interno en el seno del PSOE sobre una reforma fiscal «progresiva».