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La asamblea anual de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) puso ayer en evidencia la ruptura entre los afines de su presidente, Juan Antonio García Casquero, y los de su antecesor en el cargo, Francisco José Alcaraz, en una reunión celebrada en un ambiente de fuerte tensión. La asamblea tenía como fin aprobar la gestión de la junta liderada por García Casquero, quien relevó en abril de 2008 a Alcaraz tras cuatro años en el cargo marcados por el enfrentamiento con el Gobierno por su política antiterrorista y el proceso de diálogo con ETA.

La AVT aprobó finalmente, por mayoría, las cuentas, el presupuesto, el plan de acción y la gestión de la junta directiva, encabezada por su presidente, Juan Antonio García Casquero. El debate de sobre las cuentas y la gestión de la dirección se desarrolló durante tres horas en medio de un clima de discordia que se tradujo en descalificaciones entre partidarios de uno y otro bando.

Insultos
«¡Esto es una vergüenza!», «¡eres un caradura!», «¡chorizo!», «¡nos has engañado!», fueron algunos de los gritos que se cruzaron en la sesión celebrada en el centro Luis Vives de la Universidad del CEU en Madrid. Uno de los afiliados a la principal asociación de víctimas trató de resumir la disputa: «Esto se ha convertido en una lucha de poder». Otro hacía lo propio en tono autocrítico: «Hemos dado un espectáculo».

«Lo que te dice (García Casquero) un día te lo niega al otro. Es un entregado a (Alfredo Pérez) Rubalcaba», le reprochó Chema Arconada, delegado de la AVT por Palencia. Entre los asistentes estuvo José Antonio Ortega Lara, víctima del secuestro más largo de ETA, quien también mostró su descontento por la tarea del actual presidente de la AVT. García Casquero defendió la unidad de las víctimas del terrorismo y se mostró esperanzado por el cambio de Gobierno en el País Vasco.