El presidente del Gobierno, en rueda de prensa en Bruselas. Foto: HORST WAGNER/EFE

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AGENCIAS-MADRID/BRUSELAS

El Gobierno español reafirmó ayer su intención de retirar las tropas estacionadas en Kosovo frente a las críticas generadas dentro y fuera del país al señalar que se trata de una medida coherente con su posición política, de sobra conocida por sus socios, quienes además fueron informados previamente.

El presidente hacía estas declaraciones después de que el Gobierno de EE UU expresara su «sorpresa» y «profunda decepción» por una decisión de la que fue informado poco antes de anunciarse oficialmente. Un portavoz del Departamento de Estado recordó que los aliados habían acordado «entrar juntos y salir de esto juntos».

La noticia fue recibida con respeto por la OTAN, cuyo secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, calificó la decisión española de «autónoma y legítima», si bien cuestionó la oportunidad de una decisión política que debía haber partido de las autoridades militares.

También el ministro checo de Asuntos Exteriores, Karel Schwarzenberg, cuyo país preside actualmente la Unión Europea, reprochó a España su decisión, que consideró «una lástima» y no un buen ejemplo» para los otros países que colaboran en la misión KFOR de la OTAN.

El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, expresó su «respeto» por la «decisión soberana» de España de salir de Kosovo, pero también recalcó que «sería bueno que cualquier decisión sobre retiradas se tomara colectivamente en el marco de las instituciones».

Al termino del Consejo Europeo celebrado en Bruselas, Zapatero afirmó que tras la declaración unilateral de independencia de Kosovo, el trabajo en ese escenario «perdía buena parte de su sentido» y que del mismo modo que España decide en solitario participar en las misiones internacionales, puede decidir la retirada de forma autónoma.

España ha cumplido «con creces» su misión en la zona y la retirada de las tropas es «coherente» con el hecho de no haber reconocido la independencia kosovar, dijo.

Insistió en que a la hora de tomar la decisión se habían respetado los aspectos formales «escrupulosa y rigurosamente», ya que se informó previamente al secretario general de la OTAN y a los «principales aliados».