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En su habitual discurso con motivo de la Pascua Militar, el rey don Juan Carlos expresó alabanzas, pero también críticas. Las felicitaciones llegaron hacia las Fuerzas Armadas y su «extraordinaria labor», sin olvidar a los fallecidos durante 2007 en actos de servicio, especialmente a aquellas víctimas de la «barbarie terrorista». A este respecto, el Rey expresó su más «profunda y firme» repulsa a la «lacra abominable e inaceptable» del terrorismo, que será derrotada «desde la legalidad y con toda la firmeza necesaria» por los demócratas, según el ministro de Defensa, José Antonio Alonso.

Ataviado con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra y en presencia de la Reina y los Príncipes de Asturias, el monarca dedicó «el más sentido recuerdo» a los militares fallecidos en actos de servicio a lo largo de 2007, con especial mención a los guardias civiles asesinados por ETA en Capbreton (Francia), bajo «la más cruel y cobarde sinrazón terrorista». «Su ejemplo siempre permanecerá vivo en nuestros corazones», explicó, en el marco de un extenso elogio a las Fuerzas Armadas y al Ministerio de Defensa, que cumplió 30 años de vida recientemente.

«La alta preparación, elevada disciplina, plena disponibilidad y renovada motivación de nuestros soldados, junto a la mejor organización y equipamiento de nuestras fuerzas permiten asumir con las debidas garantías de éxito nuestras exigencias de seguridad y defensa, así como afrontar la creciente confianza y los riesgos y amenazas del mundo de hoy», apuntó don Juan Carlos. En este sentido, subrayó «el alto prestigio» de los ejércitos españoles en la «escala internacional», mediante su colaboración con la ONU, la OTAN y la política europea en materias de seguridad y defensa.

Asimismo, el monarca valoró especialmente la «extraordinaria labor» de los militares, algo que le causa un «especial orgullo como Rey y jefe Supremo de las Fuerzas Armadas». Esta positiva visión también sería vista desde la sociedad, «plenamente identificada con su Ejército», según don Juan Carlos. El Rey también miró hacia el futuro para instar a la «gran familia militar» a que reafirme su compromiso de «leal y eficaz entrega» al servicio de España y los españoles. Una tarea a la que, para don Juan Carlos, el Ejército debe «dedicar lo mejor» de sí mismo.