El Rey impone al fallecido la Cruz al Mérito con distintivo rojo de la Benemérita y la Medalla de Oro de la Policía. Foto: EFE

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Un emotivo funeral de Estado, presidido por los Reyes y los príncipes de Asturias, y que contó con la asistencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, despidió ayer al guardia civil Raúl Centeno, asesinado el sábado por ETA en el sur de Francia. Pasadas las 13.00 horas llegaban a la sede de la Dirección General de la Guardia Civil don Juan Carlos y doña Sofía, acompañados por los príncipes de Asturias, donde, entre aplausos, fueron recibidos por Zapatero y los ministros de Interior y de Defensa, Alfredo Pérez Rubalcaba, y José Antonio Alonso.

El féretro cubierto con la bandera de España con los restos mortales del agente, que llegó por la mañana en un avión de la Fuerza Aérea española a la base de Getafe, fue portado en hombros de sus compañeros hasta el patio central de la sede del instituto armado, desde el que siguieron el funeral allegados del guardia civil y familiares de miembros del Cuerpo.

Trágico y vil atentado

La Santa Misa 'corpore in sepulto' fue oficiada por el vicario general castrense, Angel Cordero Cordero, quien comenzó señalando que «todos nos hemos quedado hundidos un poco en el dolor por este trágico y vil atentado», cuando «confiados esperábamos el final de la violencia».

El vicario, acompañado por otros tres párrocos castrenses, tuvo especiales palabras de consuelo para la madre del fallecido, Blanca, e incluso puso en su boca palabras con las que podría haberla consolado su propio hijo. «Enjuga tus lágrimas, madre, y no llores más», dijo Cordero, quien hizo referencia a la «cercanía» del Papa, que se mostró «profundamente apenado» al conocer la noticia y ha elevado «fervientes» plegarias de consuelo a los familiares. Una vez terminada la Misa, el Rey impuso a Raúl Centeno la Cruz de Oro de la Orden del Mérito de la Guardia Civil a título póstumo y la Medalla de Oro al Mérito policial en atención a sus méritos.

Tras un homenaje «a los guardias civiles de todos los tiempos que sirvieron y murieron con honor», los agentes entonaron la canción «La muerte no es el final» y dos de ellos depositaron una corona de flores con los colores de la bandera española ante el monumento en honor a los Caídos de la Guardia Civil.

Al término del funeral, medio centenar de exaltados que esperaban en la calle, increparon e insultaron a Zapatero y a varios de sus ministros, mientras aplaudieron con fuerza la salida del Rey, Rajoy y Aguirre.

Los restos mortales de Centeno fueron trasladados al cementerio de La Almudena, donde llegaron poco antes de las tres de la tarde, para ser incinerados en una ceremonia íntima, a la que además de los familiares asistieron compañeros del fallecido.