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EFE-TENERIFE
El concejal del Centro Canario Nacionalista Francisco Guedes y el constructor Alejandro Navarro Miñón ingresaron en prisión provisional acusados de diversos delitos de corrupción ocurridos en el ayuntamiento grancanario de San Bartolomé de Tirajana, el más turístico del sur de Gran Canaria.

Los acusados que han sido puestos en libertad deberán comparecer los días 1 y 15 de cada mes ante la autoridad judicial. Francisco Guedes, conocido como «Pacuco», fue expulsado del PSC-PSOE el año pasado por su polémica gestión municipal, que le hizo acumular diversas denuncias por irregularidades, mientras que el dueño de la empresa Mazzoti ya fue imputado el año pasado en el 'caso Faycán' por presunta corrupción urbanística en el Ayuntamiento de Telde, la tercera ciudad más poblada de Canarias.

La juez instructora de la 'operación Paraíso', que dictó auto de prisión sin fianza, mantuvo los cargos de cohecho, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias para el primero de ellos, que fue concejal de vías y obras del PSC-PSOE, y el de cohecho para el segundo, dueño de la constructora Mazzoti.

Así mismo, la magistrada dejó en libertad con cargos a los otros cuatro detenidos: el hijo del edil, Jonás Guedes López, acusado de cohecho y blanqueo de capitales, el secretario municipal del ayuntamiento, Antonio Muñiz González y los empresarios Antonio Hernández Rodríguez y su hijo Antonio Esteban Hernández Perera, estos tres últimos imputados por cohecho, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Familiares y amigos de los principales acusados, que permanecieron durante todo el día en las inmediaciones de los juzgados, rompieron a llorar cuando, sobre la una de la madrugada del domingo, conocieron la decisión judicial contra Guedes y Navarro.

La larga jornada judicial entró en su recta final cuando el último imputado en ser trasladado a los juzgados, el concejal Francisco Guedes, llegó a las 19:05 horas en el interior de un todoterreno policial camuflado, desde el que saludó y lanzó besos a los vecinos que habían acudido para apoyarlo.

Para acceder al edificio judicial, y ante la presión de este público, la policía tuvo que formar un cordón de seguridad para evitar cualquier incidente como el ocurrido el día de las detenciones cuando los vecinos del concejal agredieron a un cámara de televisión.

Mientras pasaba frente a ellos, los vecinos de Francisco Guedes le gritaron «¡Jonás está en casa!», a fin de avisar al principal imputado de que su hijo Jonás Guedes López, también detenido y acusado, había quedado en libertad tras declarar ante la juez que instruye el caso. Desfallecimientos, escenas de histeria con llantos, gritos y vuelcos por el suelo, pero también insultos, dirigidos tanto a los policías y al personal de los juzgados como a los reporteros gráficos, fueron protagonizados por las personas afines a los imputados.