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El presunto islamista Kamal Ahbar, detenido en la operación «Sello II», declaró ayer que los atentados del 11-M se organizaron en parte en Valencia ya que Safwan Sabagh, dueño de una tienda de pollos asados en esa ciudad, fue quien trasmitió a los autores de la masacre que «era orden de Irak».

Ahbar, actualmente en prisión, realizó un relato pormenorizado de cómo se prepararon los ataques a los trenes y quiénes fueron los autores de la matanza de Madrid, en los que «Al Qaeda en Irak -dijo- no tuvo nada que ver». Aseguró que las personas que colocaron las mochilas en los trenes fueron los siete suicidas de Leganés, además de los huidos Mohamed Afalah -supuestamente muerto en Irak en mayo de 2005-, Daoud Ouhnane -quien según el testigo también murió en Irak en junio de 2005y otra persona a la que cito como Elias El Harrachi -de quién hasta ahora no se conocía ninguna implicación en los atentados-.

Así lo explicó en la trigésimo segunda jornada del juicio, en la que señaló que los teléfonos que fueron utilizados en los atentados del 11-M fueron preparados por el imán de la mezquita de Villaverde y confidente de la Policía, El Farssaoui «Cartagena», quien se los facilitó a los autores de la masacre.

Explicó que con los autores de la masacre colaboraron el confidente Cartagena que preparó los teléfonos para que fueran conectados a los detonadores y Sabagh, que ha sido detenido por su supuesta implicación en el 11-M y posteriormente puesto en libertad, y que fueron estas dos personas quienes trasmitieron que los atentados eran órdenes de Irak. El testigo aseguró que todos estos datos se los facilitó Mohamed Afalah con quién convivió mas de un año, y que fue el quién le contó que el suicida Jamal Ahmidan «El Chino» buscaba armas y éste «contactó con unas personas llamadas Toro y Zouhier a quienes les pidió armas para perpetrar atracos».

Según dijo, los procesados Rafa Zouhier y Antonio Toro junto al suicida Mohamed Oulad Akcha, compraron tres fusiles, dos pistolas y una bolsa de munición y la persona que se las vendió «trabaja en la Guardia Civil». «Esas armas -indicó- se utilizaron para atracar a una mafia de Europa Oriental, a quienes robaron mas de 200 kilos de hachís y 135.000 euros», un dinero que, añadió, «se utilizó para financiar el 11-M».