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ETA quiere recomponer su estructura en España. Prueba de ello fue la detención en la mañana de ayer de Iker Aguirre Bernadal un presunto miembro liberado (a sueldo) de la banda terrorista que fue arrestado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía cuando viajaba en tren desde Perpinyà (Francia) con destino a la estación de Barcelona-Sans.

El etarra, sobre el que desde julio de 2004 pesa una orden de busca y captura por su participación en un atentado y desórdenes públicos, tenía órdenes de organizar un comando estable en la costa mediterránea.

La detención tuvo lugar en la localidad de Portbou, en Girona, y fueron los agentes de la Policía adscritos a la Brigada Provincial de Información de Barcelona los que durante uno de los controles que practican a diario para detectar la presencia de delincuentes extranjeros que intentan introducirse en España descubrieron al etarra.

Estos controles son totalmente rutinarios y permiten detectar todos los días a peligrosos delincuentes procedentes del Este de Europa e, incluso, de Asia que intentan llegar a nuestro país por la frontera francesa. Además de elementos del crimen organizado, los agentes intentan evitar la entrada de islamistas radicales y, como ocurrió ayer, de terroristas de ETA.

En el momento de la detención el presunto etarra llevaba consigo 3.000 euros en metálico, manuales para la fabricación de explosivos y seis documentos nacionales de identidad falsos. Precisamente eso -que se tratara de un ciudadano español que llevaba seis DNI falsos- lo que hizo que los agentes inmediatamente sospecharon de que se podía tratar de un miembro de ETA. El cotejo de huellas confirmó sus sospechas y se procedió a su detención.