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FRANCE PRESS/EFE-GLENEAGLES
El presidente de EEUU, George W. Bush, llegó ayer a Gleneagles (Reino Unido) para participar en una cumbre del Grupo de los Ocho en la que podría verse aislado en sus posiciones sobre cambio climático. Estados Unidos es el único país del G-8 que no ha ratificado el protocolo de Kioto para la reducción de las emisiones de gases contaminantes y su presidente se ha mostrado reacio a aceptar ningún tipo de acuerdo en Gleneagles que se encuentre en la línea de ese tratado.

En su lugar, el presidente propone «un camino mejor, que yo llamaría la era post-Kioto»: la colaboración de los distintos países para compartir tecnologías innovadoras que respeten el medio ambiente y que pongan fin a la dependencia de los combustibles fósiles. Las delegaciones en Gleneagles trataban anoche de acordar una declaración final en la que haya unidad acerca del cambio climático.

Pero Bush parece haber suavizado un tanto su postura. En una rueda de prensa ayer en Copenhague, el presidente estadounidense reconoció que «la superficie de la Tierra se está calentando» y que un aumento de los gases contaminantes causados por los seres humanos «está contribuyendo al problema».

Sin embargo, subrayó que sigue pensando que Kioto no es el instrumento adecuado para atajarlo y es necesario dejar atrás ese acuerdo. «Kioto no servía para Estados Unidos y, francamente, tampoco para el mundo», señaló el presidente, quien insistió también en que el protocolo «hubiera hundido la economía estadounidense».

El primer ministro británico, Tony Blair, señaló ayer la importancia de incluir a Estados Unidos y otros países como China o la India en un futuro consenso sobre el cambio climático. En declaraciones antes de que comenzase la cumbre del G-8, Blair pareció resignado a la idea de que el presidente Bush no aceptará el tratado de Kioto en esta cumbre.

Menos controversia aguarda a Bush en torno a la ayuda a Africa, otro de los grandes asuntos que se debatirán en Gleneagles. El objetivo de la presidencia británica es lograr el compromiso de los países para destinar el 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la ayuda al desarrollo. Bush ha prometido doblar para 2010 la ayuda que destina a Africa, que se situaría en 8.600 millones de dólares, frente a los 4.300 que aporta ahora (el 0,20% de su PIB). Aun con ese aumento, se encontraría muy lejos del objetivo que busca Blair.