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El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, apostó ayer por que la revalorización del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se haga en función de la evolución económica y no de forma automática, extremo que ha motivado el rechazo de la CEOE, después de que el Gobierno haya aceptado la demanda sindical de introducir una cláusula que garantiza «en todo caso» el mantenimiento del poder adquisitivo del SMI.

«Me preocupa que un sistema excesivamente automático tenga un impacto negativo sobre el crecimiento de los salarios y, por tanto, sobre competitividad y empleo», subrayó Solbes, tras asegurar que, en cualquier caso, tanto el Gobierno como la patronal y los sindicatos están de acuerdo en que los salarios más bajos no pierdan poder adquisitivo y, por ello, han aceptado el incremento del SMI hasta los 600 euros a lo largo de la legislatura.

Solbes indicó que el «gran debate» sobre este punto es si la recuperación del poder adquisitivo del SMI debe realizarse de forma automática «año a año» o en función de las circunstancias económicas, posibilidad ésta que consideró «mucho más razonable» porque permite un «margen de maniobra» para actualizar los salarios más bajos sin afectar negativamente a la economía.

Dicho esto, reconoció que el Gobierno adoptó la decisión de aceptar un «cierto automatismo» en la revalorización del SMI, aunque vinculándolo «algo» a la evolución de la economía, asunto que motivó el enfado de la CEOE. Por ello, el ministro se mostró partidario de que empresarios y trabajadores discutan sobre este punto para alcanzar una «fórmula concreta» que satisfaga ambos puntos de vista.