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Gobierno, PP, PSOE e IU insistieron en su rechazo al Plan Ibarretxe y expresaron su convencimiento de que no será aprobado en último término por las Cortes Generales. «No debe ser aprobado». Así de contundente se mostró la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, con respecto al Plan Ibarretxe. «Es contrario a la Constitución, está fuera, y por tanto no debe ser aprobado. Esta es la opinión que el Gobierno ha mantenido, mantiene y mantendrá», dijo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, anunció que el Gobierno se opondrá en el Parlamento al plan soberanista una vez que sea remitido a la Cámara Baja, y aseguró que «no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado ni aplicado».

Mediante una declaración institucional leída por el ministro, el Ejecutivo señaló que «quiere asegurar a todos los ciudadanos españoles que garantizará el cumplimiento escrupuloso de la Constitución y del papel que en la misma se asigna a las instituciones democráticas».

El PSOE insistió en un comunicado en su «rotunda y nítida» oposición al «plan Ibarretxe» y señaló que los votos de la antigua Batasuna prueban definitivamente que se trata de una propuesta de «ruptura e independentista» que «no reúne el consenso ni del pueblo vasco ni del pueblo español».

El secretario general del PP, Àngel Acebes, pidió al Gobierno «la inmediata impugnación» ante el Tribunal Constitucional del acuerdo por el que el Parlamento Vasco aprobó el Plan Ibarretxe, una propuesta que, a juicio de este partido, «es desde hoy también el plan de ETA».

Acebes compareció ante los medios informativos para leer una declaración institucional en la que ofreció el apoyo de su partido para terminar con esta «grave amenaza» y «preservar el marco de convivencia constitucional», tanto frente a este Plan como frente a «otros que están en marcha».

El secretario general del PP aseguró que su partido hará todo cuanto esté en su mano para evitar que el Plan salga adelante, que se celebre el referéndum prometido por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y que «se imponga la discriminación entre los vascos y se ultraje la memoria de las víctimas».