López Valdivielso (izquierda), acompañado del presidente de la comisión del 11-M, Paulino Rivero.

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El ex director general de la Guardia Civil Santiago López Valdivielso se mostró ayer convencido de que la pista islamista sobre la autoría de los atentados del 11-M sólo cobró fuerza en la noche del día 13, cuando se tradujo la cinta de vídeo reivindicativa, ya que «todo lo anterior sólo eran elucubraciones».

«Todos los argumentos y reflexiones conducían a ETA», precisó el ex responsable de la Guardia Civil, quien reconoció que no participó en ninguna reunión más. Recalcó que los investigadores tuvieron que trabajar en unos momentos en los que se producían «filtraciones» que les perturbaban. Una investigación que fue retransmitida «en directo» en un momento «complejo», en opinión de López Valdivielso.

López Valdivielso explicó en su comparecencia ante la comisión parlamentaria que investiga los atentados de Madrid que a mediodía del día 11 los mandos de las fuerzas de seguridad estaban «absolutamente convencidos y sin ninguna duda» de que ETA era la autora de la masacre, y agregó que el dato «claro, contundente y definitivo» fue la información de que el explosivo utilizado era dinamita Titadyne con cordón detonante.

El compareciente aprovechó para defender las informaciones que durante los primeros días facilitó a la prensa el entonces ministro del Interior, Angel Acebes, quien, a su juicio, ofreció en todo momento los datos que le trasmitían los informadores.

López Valdivielso estuvo presente en la reunión de las doce de la mañana del día 11 cuando se ofreció el dato de la dinamita Titadyne y en la que, según dijo, se abordaron otros argumentos que incidían en la pista de ETA, como los antecedentes de intentos de atentados de esta banda. Poco a poco, dijo, la teoría de la autoría de ETA «va decayendo», pero no se descarta hasta la tarde-noche del sábado 13.

Para el ex director del instituto armado, no fue hasta la noche del sábado, una vez traducida la cinta de vídeo reivindicativa de los atentados y hallada en una papelera próxima a la mezquita de la M-30, cuando la pista del terrorismo islamista cobró fuerza, puesto que hasta entonces «todo eran opiniones y elucubraciones».