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El portavoz del Ejecutivo, Eduardo Zaplana, señaló ayer que el asesinato de Bernal «ha sido un atentado terrorista, como desgraciadamente los muchos que en aquel país están sufriendo en los últimos tiempos», y reafirmó la necesidad de «seguir trabajando para conseguir la estabilidad y la recuperación del pueblo iraquí».

«La actuación del Gobierno ha sido gravemente irresponsable y frívola en este conflicto y nos puede salir muy cara», aseguró Guardians, quien recordó que el Ejecutivo «todavía no ha explicado por qué pone en peligro vidas humanas» enviando a las tropas españolas a Irak y no a Liberia, Zaire o invadiendo el Tibet».

La ministra de Exteriores, subrayó que su departamento no tiene «ninguna confirmación» de que el agregado haya sido elegido como blanco por el hecho de ser español.

La reacción más dura al asesinato de José Antonio Bernal por parte de la oposición fue la del portavoz de CiU en la Comisión de Exteriores, Ignasi Guardans, que se preguntó «cuántos muertos hacen falta» para que el Gobierno asuma su responsabilidad en la situación por la que atraviesa Irak. El PSOE, sin lanzar críticas explícitas, cree que el caos reinante en el país árabe tiene «difícil solución», mientras que IU acusa al Ejecutivo de haber puesto a los españoles en el punto de mira.

El portavoz de CiU exigió al Ejecutivo que «aparque sus prejuicios ideológicos y su sumisión a la Casa Blanca» y legitime su presencia en Irak bajo mando de la ONU. Mientras no lo haga, dijo, el Gobierno «seguirá teniendo, aunque le duela, una gran responsabilidad sobre lo que ocurra en Irak a sus ciudadanos y sus funcionarios».