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A. DOMENECH-MUXÍA (A CORUÑA)
Los más de 3.500 jóvenes españoles que desde los más alejados puntos de la Península llegaron ayer a las costas gallegas afectadas por el vertido del petrolero «Prestige» han dado una muestra evidente de solidaridad, en un esfuerzo que Galicia no sabe cómo agradecer. Muxía, un municipio de la Costa da Morte de los que han sido más castigados por la catástrofe del «Prestige», recibió ayer a unos 700 voluntarios que han llegado a la Comunidad gallega en coche, tren, autobús o, incluso, haciendo auto-stop.

«Vienen de todas partes y no paran de llegar», señaló una mariscadora de la localidad, que, como otras tantas, ha abierto las puertas de su casa a esta oleada de jóvenes solidarios, a los que, apuntó, «no sabemos cómo agradecer tanto esfuerzo y que hayan renunciado a este puente, con lo que tienen que estudiar habitualmente».

No hay nuevas manchas en el litoral gallego, brilla el sol y las olas se han tranquilizado con un cambio meteorológico que parece llegado desde el cielo porque, como afirman estas mujeres, «lo único que cabe en situaciones así, es rezar», aunque, no se olvidan de que «a Dios rezando y con el mazo dando».

Y esto es lo que están haciendo los jóvenes que han llegado a Muxía desde Cádiz, Murcia, Castellón, Cataluña o Mallorca, que no precisamente con el mazo, pero sí con rastrillos y capazos, estuvieron recogiendo desde primera hora de la mañana de ayer un fuel que parece brotar de las mismas rocas, especialmente en el lugar conocido como A Pedriña, donde las tareas de limpieza conllevan una mayor dificultad.

Pese al extenuante esfuerzo que exige el bajar hasta el borde del agua, en un intento de atajar la subida de la marea, llenar de fuel los capazos y cargar con ellos hasta los contenedores más cercanos, los jóvenes parecen disfrutar porque el medio ambiente lo merece todo. Sólo el hecho de vestirse con el atuendo adecuado -los trajes protectores, guantes, gafas y mascarillas- para defenderse de la toxicidad del fuel, representa para los voluntarios un momento de diversión y carcajadas porque, entre bromas, aseguran que parecen astronautas.