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El presidente del Gobierno, José María Aznar, aprovechó ayer el acto institucional convocada para celebrar el 24 aniversario de la Constitución para rechazar una reforma de la Carta Magna o de los Estatutos de Autonomía, como pretenden los nacionalistas vascos y catalanes. Este asunto, de todos modos, no tuvo mucho eco en los corrillos que se formaron en la recepción en la Cámara Baja. Los políticos estuvieron más interesados en la catástrofe del 'Prestige' y en el hipotético encuentro entre Aznar y el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que finalmente no se produjo.

Aznar cree que hay que mantener «el bloque constitucional, es decir, la Constitución y los Estatutos de Autonomía, en los términos en que los conocemos ahora». El presidente criticó que algunas de las posturas que se han escuchado, en especial el plan del lehendakari, Juan José Ibarretxe, porque «no encuentro suficiente fundamento, ni creo que tenga viabilidad, ni que sea interesante para nuestro país».

Según recordó, en estos últimos años se ha operado un proceso de transformación del Estado, hasta llegar a una situación totalmente descentralizada, que ahora tiene que empezar a dar paso a los municipios. «Nuestro país está en el punto necesario para hacer de esa estabilidad en el futuro una nueva oportunidad», dijo.

En contra de lo que ha sucedido en otros años, la hipotética reforma de la Constitución no marcó las conversaciones en la recepción en el Congreso. La presidenta de la Cámara, Luisa Fernanda Rudi, sí se refirió a ETA al recordar que la Carta Magna propició que el pluralismo y la libertad se instalaran en España. «Esta realidad indudable es, sin embargo, ignorada permanentemente por una minoría fanática que pretende imponer sus dictados mediante la coacción y la violencia», dijo.