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ETA no deja de extorsionar a los empresarios vascos exigiéndoles el pago del llamado impuesto revolucionario. Pese a que últimamente se han detectado problemas de la organización para cobrar esta extorsión debido principalmente a los últimos golpes policiales y judiciales asestados a la banda, parece ser que en octubre los etarras han pedido a algunos empresarios vascos más de 600.000 euros.

Por tanto, aunque la suspensión de actividades de Batasuna llevada a cabo por el juez Baltasar Garzón ha provocado que muchos de los canales que utilizaba ETA se cortaran y se haya detenido a algunos contactos fundamentales que servían al cobro del impuesto, está claro que la extorsión continúa.

Pero, eso sí, la infraestructura de cobro está dañada y han comenzado a darse situaciones en las que los extorsionados intentan pagar las cantidades que se les ha reclamado sin que hayan podido hacerlo porque los canales habituales que utilizaban ya no existen o no es posible contactar con ellos.