El ministro de Exteriores marroquí, Mohamed Benaísa.

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El ministro marroquí de Exteriores, Mohamed Benaísa, exigió ayer la retirada «sin condiciones e inmediata» de las tropas españolas de la isla de Perejil, excluyó el recurso a la fuerza militar por parte de su país y rechazó las garantías pedidas por España. El jefe de la diplomacia marroquí afirmó en rueda de prensa que la cuestión de la «soberanía» marroquí sobre el islote, situado a 200 metros de la costa de Marruecos, «no está sujeta a ninguna discusión».

El ministro indicó, por otra parte, que «tarde o temprano» habrá que abordar las reivindicaciones marroquíes sobre los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, aunque más adelante recalcó que «es posible» que se pueda dejar de lado este «contencioso». «No insisto en que sea ahora mismo (abordar las reivindicaciones). Puede ser el mes próximo o la semana después (...) Estamos hoy en el siglo XXI. La noción de propiedad de territorios de ultramar pertenece a otro siglo», afirmó el ministro y, tras evocar los casos de Hong Kong o Macao, insistió en que un «tratado de ocupación» se puede revisar.

El titular de Exteriores emitió la hipótesis de que España recurrió a la «impresionante» demostración de fuerza ante las costas marroquíes como «una señal» para que Marruecos silencie «definitivamente» sus reivindicaciones sobre otros enclaves españoles. Pero, advirtió, que «no se puede silenciar a un pueblo cuando se trata de sus derechos a su territorio». La crisis actual entre España y Marruecos en torno a la isla de Perejil -conocida entre la población marroquí como Leila-, se inició el pasado día 11 cuando media docena de gendarmes se instalaron en la isla deshabitada. Seis días después el Ejército español desalojó, sin un solo disparo, a los efectivos marroquíes.

El Gobierno español dijo ayer que para que salgan las tropas españolas de la isla, necesita las correspondientes garantías de Rabat por vía diplomática, después de que Benaísa dijera anoche a emisoras de radio que Marruecos no tiene intención de volver al islote cuando salgan los militares españoles. Benaísa indicó que sus palabras habían sido sacadas de su contexto y afirmó que «es Marruecos el que pide garantías. Marruecos estaba en su casa y ahora está ocupado». Reiteró que no puede haber «ninguna negociación, ninguna discusión» antes de la retirada completa de las tropas españolas, a la vez que expresó la esperanza de que los esfuerzos de mediación «en curso», que no precisó, den frutos «cuanto antes».

Marruecos, explicó, pide la retirada de las tropas españolas de la isla y «la vuelta a la situación en la que estábamos antes», dejar que las cosas se calmen y «se pase a negociaciones serias, transparentes y con buena voluntad para alcanzar resultados y tratar todos los dossiers». Benaísa insistió en que España y Marruecos están abocados a coexistir por razones geográficas y a «cooperar» como piezas clave del proceso euromediterráneo. Preguntado por los dossiers en suspenso entre los dos países, cuyas relaciones comenzaron a alterarse el pasado otoño, mencionó la inmigración clandestina, el tráfico de todo tipo, la «hemorragia que sufre Marruecos» a causa del contrabando -unas pérdidas que cifró entre 4.000 y 5.000 millones de dólares-, y el tema del Sahara occidental, que tiene una «importancia primordial» para Rabat.

Benaísa denunció asimismo la situación de los inmigrantes marroquíes en España, muchos de los cuales viven «en condiciones de esclavitud de la Edad Media», lo que es «inadmisible», afirmó. Mientras, la «Coordinadora de Juventudes Democráticas» prepara una caravana automovilística para mañana desde la capital marroquí, Rabat, hasta la costa que se encuentra frente al islote de Perejil, informaron fuentes de la organización. La caravana, que partirá en la mañana del domingo desde el centro de Rabat, viajará hasta Tetuán (300 kilómetros) y luego hasta la costa más cercana a Perejil, para pedir la retirada española del islote y reinvindicar la soberanía marroquí del mismo. En principio no está previsto que esta caravana se dirija hacia la frontera con España, a unos pocos kilómetros de Perejil.