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«Es la guerra». Así de rotundo se mostró ayer el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, que acusó al presidente del Ejecutivo, José María Aznar, de haber declarado la guerra política a los nacionalistas para intentar «liquidar» al PNV, a lo que aseguró que su respuesta «es la guerra también, claro». Además, acusó a Aznar de utilizar a ETA para mantener su cuota de votos, presentándose «como perseguidor de la banda terrorista», actitud, que a su juicio «le da cada vez más razón» a ETA. Como era de esperar, las declaraciones del dirigente nacionalista han levantado ampollas en el Gobierno, que por boca de su ministro Portavoz, Pío Cabanillas, aconsejó al líder nacionalista que «declare la guerra a ETA» y que deje de actuar como el «abogado defensor» de Batasuna.

El líder de los nacionalistas vascos cree que el PP y en concreto Aznar están realizando una «embestida constante» contra el PNV para intentar «liquidarlo» y que les han declarado la guerra «desde hace tres años». Por eso su intención es tan tajante: «Nuestra respuesta es guerra también, claro». Arzalluz acusó a los populares de haber lanzado una ofensiva contra su partido desde las pasadas elecciones autonómicas para «eliminar a los nacionalistas» y se prepara para futuras 'batallas'. «Por tanto, es la guerra. Con las elecciones municipales están preparando la segunda vuelta. No hay alternativa, se ha de contraatacar», afirmó.

El presidente del PNV justifica la dureza de sus palabras en la postura de sus contrarios: «Cuando ya no te dejan espacio y van a por ti, no tienes más remedio que ir a por ellos», algo que tiene intención de poner en práctica en la próxima cita electoral. Para Arzalluz el Gobierno está utilizando la mayoría absoluta para ejercer un poder «brutal y descarado, que no deja rendija, ni en el Parlamento vasco ni en nada» y que aplica la máxima presión sobre los nacionalistas.

En cuanto a la Ley de Partidos, Arzalluz consideró que la postura de CiU «no ayuda a que haya una intimidad más grande» entre los nacionalistas catalanes y los vascos, aunque justificó a Jordi Pujol al tener en cuenta que «es muy difícil hacer política con un presidente del Gobierno tan vengativo y tan acomplejado como el que padecemos». «Nos toca comprender más y criticar menos, porque es complicado ponerse en el cuerpo del señor Pujol o de CiU en sus necesidades políticas de cara a Madrid». Para Arzalluz tanto a los terroristas como a los populares le viene bien la ilegalización de Batasuna. «A ETA la ilegalización de Batasuna le va de primera», afirmó. Por otro lado, el líder nacionalista cree que la política del presidente del Gobierno se complementa con la estrategia de ETA. «Aznar utiliza a ETA para mantener su cuota de votos, sobre todo en España, como perseguidor de la banda terrorista, y a ETA estas actitudes del PP le dan cada vez más razón».

La respuesta del Gobierno llegó de boca del ministro Portavoz, Pío Cabanillas, que acusó al presidente del PNV de ser «abogado defensor de Batasuna» y le instó a que se manifieste contra ETA en los mismos términos que lo hace contra el Gobierno. En opinión de Cabanillas, las declaraciones de Arzalluz tienen una constante: «el afán de protagonismo personal y el presentar al País Vasco como víctima». No obstante, puntualizó que esta vez, las palabras de Arzalluz no son una bravata más, ya que, en su opinión, decir que una Ley aprobada con el 90 por ciento de los votos es un «acto de guerra a lo que la respuesta es una guerra», lo único que hace es «clarificar al personaje de una vez por todas».