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El agente del Cuerpo Nacional de Policía Luis Ortíz de la Rosa, de 33 años, murió ayer por la tarde en la madrileña calle de Ocaña a causa de la explosión de un coche bomba de ETA cuando desalojaba la zona en la que, según el aviso de los terroristas, se encontraba el vehículo, que causó también heridas a otras doce personas. Los Reyes, en nombre de la Familia Real, así como el Príncipe de Asturias, enviaron esta noche telegramas de condolencia a la viuda del policía nacional, mientras que los partidos políticos condenaron esta nueva acción terrorista, que eleva a 32 las víctimas de ETA tras la ruptura de la tregua en 1999, y que se produce en vísperas de la investidura del lehendakari, que recaerá en Juan José Ibarretxe.

La explosión del coche bomba, un «Peugeot 205», de color rojo, que fue robado el pasado mes de marzo en el barrio madrileño de Morataláz, se produjo sobre las 20.30 horas a la altura del número 155 de la calle de Ocaña, del barrio de Aluche, frente a un edificio en el que se encuentran unas dependencias administrativas del Ministerio de Justicia. El policía fallecido, casado y con un hija de 17 meses, había acudido al lugar, al igual que otros de sus compañeros de la comisaría de La Latina, para evitar que cualquier persona sufriera riesgo alguno. El dispositivo policial de emergencia se había activado cuando cuarenta y cinco minutos antes, la sala del 091 de la Policía recibió una llamada en la que un comunicante anunciaba, en nombre de ETA, de la colocación del coche bomba, que contenía cerca de 40 kilos de explosivos. En el lugar del atentado, el vicepresidente Primero del Gobierno y ministro del Interior, Mariano Rajoy, declaró que pudo haber sido una «masacre» aún mayor «si no se hubiera hecho un desalojo».

Comentó, además, que «todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Seguridad del Estado están trabajando sobre la base y la convicción de que hay un comando de la organización terrorista ETA en Madrid». El ministro vinculó los hechos de ayer con el último atentado ocurrió el 28 de junio en la calle López de Hoyos, con una bicicleta-bomba, y a consecuencia de la explosión resultaron heridas varias personas, entre ellas el general Justo Oreja Pedraza. De su lado, el ministro de Justicia, Angel Acebes, afirmó que parecía que el atentado iba dirigido contra sus dependencias de la calle de Ocaña. Además de la muerte del policía, la explosión del coche bomba produjo heridas leves a doce personas, siete de las cuales fueron trasladadas al Hospital Clínico, mientras que el Samur atendió a otras tantas en el lugar del atentado, donde montó un hospital de campaña, sobre todo de los cortes que sufrían. Los heridos traslados al Clínico sufrían diversos traumatismos e iban a ser dados de alta a lo largo de la noche, ya que su estado no revestía gravedad, según fuentes sanitarias.