Fidalgo y Méndez no se dieron la mano.

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Los llamamientos a la unidad sindical entre CC OO y UGT y la demanda de una solución para los trabajadores de Sintel protagonizaron la celebración del Primero de Mayo, en una jornada lluviosa. anifestación
Los secretarios generales de CC OO, José María Fidalgo, y de UGT, Cándido Méndez, encabezaron la manifestación de Madrid -a la que asistieron unas 3.500 personas, según la policía y defendieron la vigencia de la unidad sindical como «herramienta formidable» para extender y avanzar en los derechos sociales y de los trabajadores.

Ambos dirigentes, que encabezaron la manifestación pero de forma separada y sin llegar a darse la mano en ningún momento de los actos, comenzaron sus discursos con un reconocimiento a la lucha de los trabajadores de Sintel, en contraste con «el desprecio y la indiferencia» del Gobierno del PP, emplazado esta misma semana a convocar una mesa de negociación para dar soluciones a los problemas de los empleados de esa empresa.

Fidalgo, que fue silbado por algunos manifestantes durante su intervención, abogó por conservar la lucha unitaria porque dijo que «cuando hemos ido juntos hemos conseguido cosas y hemos parado retrocesos»., hizo un llamamiento a los que «celebran la quiebra de la unidad sindical a que no celebren nada», pidió «que nadie proclame la muerte de la unidad de acción» y aseguró que CC OO y UGT «garantizarán la unidad por encima de toda diferencia puntual».

También Méndez destacó que este Primero de Mayo es un acto «conjunto de CC OO y UGT, de UGT y CC OO» y afirmó que las dos centrales tienen que retomar la crítica al Gobierno y a la patronal, así como la movilización general para reforzar las posiciones sindicales ante el «envite» que hay en el horizonte por las próximas negociaciones.