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El Gobierno sostiene que la sentencia de la Audiencia Nacional contra la congelación salarial de los funcionarios en 1997 menoscaba el poder legislativo del Parlamento y la política económica y presupuestaria de cualquier ejecutivo y confirma que recurrirá el auto con la presentación de un recurso de casación.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer que el Ejecutivo «agotará todas las posibilidades legales a su alcance» para recurrir la sentencia «en defensa de la separación de poderes» y porque, en su opinión, «impide a un gobierno hacer política económica y a las Cortes aprobar los Presupuestos Generales del Estado». Rajoy, quien en 1997 desempeñaba la cartera de Administraciones Públicas, explicó que «el Gobierno y los grupos coaligados» aceptaron conjuntamente la decisión de congelar los salarios de los empleados públicos con el fin de controlar el déficit.

Los titulares de Exteriores, Josep Piqué; de Hacienda, Cristóbal Montoro, y de Economía, Rodrigo Rato, compartieron la tesis de Rajoy y precisaron que la decisión fue necesaria para cumplir los criterios exigidos por la UE para formar parte de la Unión Monetaria, y que ha dado buenos resultados.

Por su parte, el actual titular de Administraciones Públicas, Jesús Posada, confió en que la Justicia dará al Ejecutivo la razón, aunque reconoció que «la sentencia tiene una magnitud muy elevada» y podría tener unas consecuencias «tremendas».