Los etarras dispararon a Juan Miguel Gervilla Valladolid en varias ocasiones.

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Dos terroristas de ETA asesinaron ayer en Barcelona al agente de la Guardia Urbana Juan Miguel Gervilla Valladolid cuando les sorprendió mientras empujaban un coche bomba cargado con 13 kilos de explosivos, que al parecer iban a utilizar para atentar contra alguna autoridad con escolta. Con el atentado de ayer, ETA ha proseguido su ofensiva de terror en Catalunya, al asesinar a su cuarta víctima en tres meses, un agente local que con su intervención ha evitado un gran atentado que podría haber causado muchas más víctimas, según han coincidido en destacar las autoridades policiales y municipales.

El policía municipal, de 38 años, casado y padre de dos hijos de corta edad, murió de dos disparos efectuados por los dos etarras, a los que sorprendió cuando empujaban un coche robado cargado con un artefacto explosivo introducido en una olla a presión y preparado para ser activado al paso de otro coche, probablemente de alguna personalidad de la vida catalana. Los hechos sucedieron a las 7.45, cuando el agente, que controlaba el tráfico en la esquina de la Avenida Diagonal con la Calle Numancia, vio a dos personas que empujaban por el lateral de la Diagonal un coche Fiat Uno rojo, que llevaba los cuatro intermitentes encendidos y obstaculizaba la circulación.

Según testigos presenciales, cuando el agente se dirigió a los dos hombres, se produjo una discusión y un forcejeo, y uno de ellos le disparó dos tiros, en la nuca y en el tórax. Acto seguido, los dos terroristas huyeron, y la policía cree que se han dirigido por la Diagonal hacia la estación de metro de la plaza María Cristina, que dista del lugar más de quinientos metros.

El coche, que había sido sustraído el fin de semana en la vecina localidad de Esplugues, llevaba las placas de matrícula dobladas, es decir, utilizaba la matrícula de otro vehículo de la misma marca, modelo y color, propiedad de un vecino de Tarrasa. En el maletero, la policía ha hallado una olla a presión con los 13 kilos de explosivos, doce de dinamita y uno de potenciador, al que sólo le faltaba la última conexión para ser operativo.