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El presidente de la Generalitat catalán, Jordi Pujol, criticó con dureza la ofensiva del Gobierno para marginar la cultura y la lengua catalanas en su discurso del Debate sobre la Orientación General de la Política, celebrado ayer. Los partidos de la oposición se mostraron decepcionados con las palabras de Pujol, que evidencia el fin de una época en Catalunya.

Pujol habló por espacio de una hora y 45 minutos, en un discurso en el que tuvo un recuerdo muy especial para el concejal popular de Sant Adriá de Besós José Luis Ruiz Casado, asesinado por la banda terrorista ETA el 21 de septiembre. Sin embargo, no habló sobre los posibles pactos de gobierno, y sólo dijo que lo que define a un ejecutivo son sus objetivos, y no sus actos.

El aspecto central de su discurso fueron los aspectos culturales y lingüísticos. A su juicio, el Gobierno central ha emprendido «una ofensiva cultural que persigue situar la cultura catalana, o al menos la cultura en catalán o muy vinculada a Catalunya, en la marginalidad». «Seguimos confrontados con un trato muy discriminatorio en todo lo referente a la cultura», añadió. Además, aseguró que continuarán en la misma línea política marcada por la Ley de Política Lingüística. Sin embargo, previó problemas en el futuro con el Decreto de las Humanidades, aunque no quiso abrir una polémica antes de que llegue.

El presidente catalán también se refirió al asunto de las matrículas, un tema que tiene importancia, puesto que muchos catalanes no se sienten identificados sólo con la referencia a España. Eso sí, Pujol recordó que nunca han cuestionado la presencia de la ´E´ de España en las placas, pero sí pidieron la presencia de un distintivo catalán.

Como resumen de las casi dos horas de discurso, el presidente de la Generalitat aseguró que «el gran objetivo de CiU en esta legislatura, aparte de gobernar eficazmente, era y es conseguir una mejora muy sustancial de la financiación de la Generalitat y elevar el techo del autogobierno catalán».