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EFE/OTR - MADRID La banda terrorista ETA ha enviado una oleada de cartas a empresarios madrileños en las que les exige el pago de lo que denominan el «impuesto revolucionario», confirmaron fuentes de la lucha antiterrorista. Algunos de estos industriales se han puesto en contacto con las autoridades para denunciar el chantaje de ETA y para que sean adoptadas medidas que garanticen su seguridad.

Según las fuentes consultadas, hasta ahora ETA nunca había efectuado un envío masivo a empresarios madrileños. Tras romper la tregua, la banda terrorista exigió el pago del «impuesto» a empresarios del País Vasco y Navarra. «La Razón» señala en una información que publicó ayer que los empresarios e industriales amenazados ahora residen en Madrid pero proceden del País Vasco y Navarra.

Eso demuestra, aseguran, que ETA mantiene operativa una infraestructura en la capital de España y que, por lo tanto, «tienen capacidad de atentar en esta ciudad». Según todo los indicios, añaden, algunos empresarios «se han plegado al chantaje y ya han pagado».

Por otra parte, un grupo de cuatro encapuchados colocó en la madrugada de ayer varios artefactos explosivos en la Comandancia de Marina de Bilbao, que explotaron provocando daños en dos vehículos oficiales y pequeños desperfectos en el inmueble. Además, cinco miembros de «Solidarios con los presos» fueron detenidos este mediodía por cortar durante una hora la carretera N-634 a su paso por la localidad guipuzcoana de Orio.

El ataque se produjo minutos antes de las cuatro y media de la madrugada en las instalaciones que la Comandancia tiene en la calle Ibáñez de Bilbao, cuando los encapuchados colocaron cuatro garrafas con mechas llenas de líquido inflamable en la entrada del edificio, en uno de sus laterales y en el estacionamiento reservado.

El artefacto colocado en la puerta de la Comandancia pudo ser retirado gracias al aviso del vigilante que observó los hechos. El explosivo fue alejado del edificio por un militar y explosionó a pocos metros sin causar daños. La garrafa situada en el lateral de la Comandancia también hizo explosión, aunque no causó daños de importancia.

Los otros dos artefactos fueron colocados en el aparcamiento pero tan sólo uno de ellos explotó, causando diversos desperfectos en dos de los vehículos oficiales estacionados en el lugar. La Ertzaintza mantiene abierta la investigación para detener a los autores de este ataque.