El horror por la muerte de Fernando Buesa quedó reflejado en los rostros de su esposa e hijos.

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OTR/PRESS -VITORIA Miles de personas quisieron dar ayer su último adiós a Fernando Buesa, el diputado socialista que murió el martes junto con el ertzaina Jorge Díez en el atentado perpetrado en Vitoria. El paso del cortejo fúnebre que partió desde el Parlamento Vasco, donde quedó instalada la capilla ardiente del dirigente socialista, hasta llegar a la Catedral Nueva, se convirtió en una impresionante manifestación ciudadana contra ETA en la que participaron unas 60.000 personas, según fuentes oficiales. La ceremonia celebrada en la Catedral de Vitoria estuvo marcada por la fuerte emoción, aunque en ella se vivieron también momentos de tensión. A su llegada al templo, el lehendakari Ibarretxe tuvo que escuchar gritos de 'Ibarretxe dimisión', algo que se repitió a la salida, por lo que el jefe del Ejecutivo vasco decidió abandonar la catedral por una puerta lateral. El entierro de Fernando Buesa tendrá lugar hoy en Vitoria en la más estricta intimidad, por deseo expreso de la familia. El féretro con los restos mortales del secretario general de los socialistas alaveses quedó instalado en la sede de la Cámara vasca. Desde primera hora de la mañana eran cientos los ciudadanos vascos que esperaban para dar su último adiós al dirigente socialista.

Los restos mortales, cubiertos por la bandera socialista, entraron a la Cámara vasca entre un pasillo. Los amigos más íntimos y los representantes socialistas no pudieron reprimir las lágrimas y guardaron un minuto de silencio. Todos ellos recibieron las condolencias de Ibarretxe, mientras que el presidente del Parlamento colocaba una ikurriña sobre el féretro.