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Las críticas del presidente del Gobierno, José María Aznar, a los nacionalistas vascos y a su papel en el proceso de paz, suscitaron ayer el rechazo de la oposición y del propio PNV, así como acusaciones de electoralismo.

Aznar, desde Jerusalén, afirmó que los nacionalistas vascos «no están en favor de un proceso de paz, están en un pacto con una organización terrorista» y dudó de que, con sus actuales dirigentes, vaya a producirse una rectificación en los partidos nacionalistas de Euskadi.

Ante estas críticas, el portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, lamentó que «lo único que está haciendo -Aznar- es amenazar, enviar mensajes de una gran dureza y un gran inmovilismo».

Anasagasti negó que su partido tenga ningún pacto con ETA y dijo que las referencias del presidente del Gobierno en ese sentido, «tan duras, tan injustas y sobre todo tan falsas», demuestran que «no está en un proceso de paz ni de buena voluntad».

Por parte del PSOE, partido con el que Aznar dijo que intentará intensificar el consenso en materia antiterrorista, su secretario de comunicación, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistió en que los socialistas mantendrán el consenso con el Gobierno en estos asuntos, pero recordó que ese apoyo «no es asentimiento sin más».

Pérez Rubalcaba dijo que el PSOE pedirá al PP que mantenga el principio de no utilizar la política antiterrorista en el proceso electoral y consideró que «algunas de las afirmaciones de estos últimos días huelen a electoralismo».

El dirigente socialista rechazó los ataques de Aznar a los nacionalistas vascos, ya que «no es posible -dijo- demonizar al PNV a tres meses de las elecciones cuando durante cuatro años se ha estado contando con sus votos y no se le ha pedido nada a cambio».