Felipe González (derecha) sólo aludió de forma indirecta a la polémica petición del juez de la Audiencia Nacional en el transcurso de la presentación de un libro.

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El ex presidente del Gobierno Felipe González declinó comentar ante los periodistas la resolución del Supremo que rechaza por unanimidad su imputación en el 'caso Oñaederra'.

«No voy a hacer ninguna declaración. No estoy declarativo», anunció el ex presidente a los periodistas que querían conocer su opinión acerca del auto del juez Baltasar Garzón preguntando al Supremo sobre su posible implicación en el 'caso Oñaederra', así como la decisión del alto tribunal rechazando tal posibilidad. En este aspecto, González manifestó: «Todavía no conozco ni la primera ni la segunda de las resoluciones». Los periodistas insistieron en preguntarle cuando iba a comentar las decisiones judiciales, y González respondió que ya les avisaría. «Yo les aviso. Estoy seguro de que me dejarán todas las televisiones para hacer declaraciones. Y me van a sacar bien», resaltó. Durante la presentación del libro «El resplandor de la madera» del mexicano Héctor Aguilar Camín, dejó caer una alusión a la polémica de las últimas decisiones judiciales manifestando que dice sentirse como «un muñeco movido por unos hilos que desconoce en un teatro de guiñol, en lo que se llama Estado de Derecho».

Después seleccionó un párrafo de la novela como si tratara de establecer un paralelismo con lo que ocurre en España entre la Justicia, la política y los medios de comunicación:
«Salió primero la orden judicial contra Arsenio Serrano estableciendo la congelación precautoria de los depósitos que su empresa de televisión por cable había recibido de sus suscriptores. Al día siguiente, el azar fiscal echó sobre la corporación de Serrano una auditoría general. Cuatro tribunales dieron entrada esos mismos días a viejos alegatos de competidores de Serrano impugnando la legalidad de sus concesiones radiofónicas. La prensa empezó a funcionar. Distintos columnistas se hicieron eco de esos hechos y el diario del antiguo rival de Serrano, aquel general revolucionario que lo había metido en la cárcel, publicó el reportaje que ponía juntos los hilos sueltos».

Tras la lectura Felipe González explicó que no estaba hablando de nada que pasara en España. «Está en la novela», puntualizó. En el coloquio posterior se le preguntó si escribiría una novela sobre el juez Garzón, y el ex presidente afirmó irónicamente que no tenía capacidad literaria suficiente para ello, y menos para relatar un «episodio fantasmagórico».