Aspecto que ofrecía el juzgado de Tolosa tras ser incendiado.

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EFE - BILBAO El atentado más grave cometido por los violentos en el que promete ser un largo y duro fin de semana tuvo lugar sobre las 10.30 horas de la mañana en la Casa del Pueblo del PSE/EE de la localidad minera de Ortuella (Vizcaya), donde un grupo de encapuchados destruyó con varios bidones de gasolina, que prendieron con un «cócteles molotov», la sede socialista cuando acaba de abrir sus puertas al público el bar ubicado en ella y en su interior se encontraban cinco personas que fueron desalojadas a la fuerza por los nacionalistas radicales.

Los Juzgados de Eibar y Tolosa, en Guipúzcoa, sufrieron también considerables desperfectos en algunas de sus dependencias y mobiliario por el efecto de las llamas provocadas por la acción de los «cócteles molotov» o la gasolina arrojada la madrugada en su interior, en el caso de Tolosa, 50 litros de dicho combustible.

Pasadas las doce de la noche del jueves, agentes de la Ertzaintza retiraron un artefacto incendiario colocado bajo el coche de la portavoz socialista en el ayuntamiento de Durango (Vizcaya), Gladys García, que estaba compuesto por una garrafa de gasolina asociada a un petardo pirotécnico para su ignición que no llegó a estallar.

Estos nuevos actos de violencia callejera provocaron las reacciones de los portavoces del PSE/EE, PP, IU y del diputado del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, así como de la coordinadora pacifista Gesto por la Paz y del presidente del Tribunal superior de Justicia del País Vasco, Manuel Zorrilla, quienes condenaron estos hechos.

El secretario general del PSE-EE, Nicolás Redondo, censuró al PNV su falta de apoyo a las víctimas de actos de violencia callejera y criticó a su portavoz Joseba Egibar, por acudir al encierro de la Mesa Nacional de HB y no acercarse a Durango «para decirle a Gladys que también menoscaban su libertad».