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El Gobierno considera que el proceso de paz en el País Vasco no precisa de la presencia de observadores de la ONU, como han demandado los partidos nacionalistas, que reiteraron ayer que esa presencia podría favorecer la solución del conflicto.

La propuesta del PNV, EA, EH e IU-EB de que observadores internacionales supervisen el proceso ha desencadenado numerosas reacciones a favor por parte de representantes de estas formaciones, del Gobierno vasco y CiU, en contra desde el Ejecutivo y desde las filas del PP, el PSOE, UA y división en IU.

Así, el ministro de Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué, dijo que la propuesta nacionalista «no merece mayor atención», y aseguró que el proceso de paz se iniciará cuando ETA «nos convenza de que quiere dejar definitivamente las armas».

Manuel Pimentel, ministro de Trabajo, consideró que la iniciativa «roza el límite de la parodia», y el ministro de Administraciones Públicas, Angel Acebes, opinó que se trata de «un desliz».

A favor de la misma se manifestó el viceconsejero de Justicia del Gobierno vasco, Abel Muñategi, quien consideró que la presencia de observadores no supondría «un obstáculo» sino que podría favorecer el proceso de paz.

El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, consideró que «Madrid no actúa con la cabeza fría que necesita un proceso de paz».

Otras formaciones políticas han expresado también su apoyo a la iniciativa de los nacionalistas vascos, entre ellas CiU, cuyo dirigente Joaquim Molins consideró «positiva» la propuesta.