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Un nuevo brote violento volvió ayer a oscurecer el incipiente proceso de paz en Euskadi. Unos desconocidos, que el Gobierno relaciona con Jarrai, atacaron la pasada madrugada en Pamplona el domicilio de un Guardia civil con cohetes pirotécnicos y gasolina.

La explosión produjo un incendio por el que cinco personas, entre ellas la mujer del agente, tuvieron que ser trasladadas a diferentes centros hospitalarios con quemaduras de segundo grado, intoxicadas por el humo y con crisis nerviosas.

Los hechos se produjeron sobre las 3:45 horas de la madrugada. Según relató el delegado del Gobierno en Navarra, Francisco Javier Ansuátegui, los autores del ataque colocaron dos potentes cohetes pirotécnicos en el domicilio del guardia civil, situado en un octavo piso, tras rociar el rellano de gasolina.

A consecuencia del incendio, tres de las puertas quedaron totalmente quemadas, mientras que la correspondiente a la casa del guardia civil se vino abajo. «Las llamas salieron desde la puerta a la ventana que daba al patio y convirtió el pasillo en una chimenea», explicó Ansuátegui.

INTERRUMPIR
El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, se apresuró a asegurar que el Gobierno «no va a interrumpir esos contactos exploratorios, indagatorios, acreditativos de la auténtica voluntad de ETA» a pesar del atentado.

Además advirtió que no se deben sacar las cosas de quicio. «No hay ninguna paralización de ningún proceso, porque no ha comenzado ningún proceso estricto de pacificación», concluyó.

HB defiende la «presión» a cargos del PP para cambiar la política de presos
El portavoz de HB en las Juntas Generales de Guipúzcoa, Jon Gorrotxategi, afirmó ayer que se mantendrá la «presión» sobre los dirigentes y militantes del PP tanto en las instituciones como en la calle para que «cambien su posición» respecto a la política penitenciaria.

Gorrotxategi acusó al PP de «jugar con el sufrimiento» de los presos al mantener la dispersión y afirmó que «todos los dirigentes y militantes del PP tienen su parte de responsabilidad», por lo que «la presión en las instituciones y en la calle será la que traiga su cambio, que no se puede confundir con amenazas» ni «intimidación». En la misma línea, señaló que «la mejor escolta» para el PP "tras la polémica por la retirada de los escoltas de la Ertzaintza a dicho partido" sería «respetar los derechos de los presos», ya que «si no es así, no van a tener tranquilidad».