Nicolau, el hijo de Bernat, comparte la misma pasión por este coche. | Miquel Angel Cañellas

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Bernat Lluis Bosch es un gran amante de los clásicos y cuenta en su colección con seis coches de la década de los 70 y 80. Vehículos que hoy son pequeñas joyas, pero que en su día fueron los utilitarios de millones de españoles que, a base de firmar letras con el banco, consiguieron hacerse con un coche para poder llevar a su familia e ir al trabajo con mayor rapidez que en el transporte público.

Bernat explica que el coche se lo regaló su madre cuando terminó el servicio militar. Se trata de un coche peculiar y del que hoy en día quedan muy pocas unidades en nuestro país. En Mallorca, por ejemplo, no hay ninguno más. El Nissan Cherry fue coche puntero para su época, pero no tuvo una gran aceptación en el mercado nacional. Lo que sí deja claro Bernat es que está loco por este vehículo, tanto que después de entregarlo para adquirir un Celica, volvió al concesionario al cabo de una semana y lo recompró. Asegura con orgullo que el vehículo está todo original, incluso los limpiaparabrisas , ya que no suele utilizarlo en invierno; de ahí que se conserven en buen estado.

Sobre el coche en cuestión es una rara avis que sacaron al mercado la firma italiana Alfa Romeo y la japonesa Nissan; un híbrido que terminó por ser un coche poco rentable, aunque la marca que cometió el mayor pecado fue Alfa Romeo por comercializar un automóvil que para nada respetaba sus valores y su larga tradición. No debemos olvidar que Nissan tuvo su parte de responsabilidad.

Otro aspecto por el que resulta interesante hablar de este Cherry es por su importancia histórica. Tiene el privilegio de ser el primer turismo de la marca Nissan, e incluso el primero de una marca nipona también, que se puso a la venta en la Península en régimen de importado. Hasta entonces, y debido al régimen de importación existente, sólo podían comprar coches japoneses los residentes en las Islas Canarias, Ceuta y Melilla.

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AÑOS OCHENTA

Este hermano ‘gemelo del Arna’ fue presentado a los medios en Sigüenza en 1984 y estuvo a la venta apenas 2 años, concretamente hasta 1986. Se podía adquirir a través de la red comercial de Motor Ibérica gracias a un acuerdo que firmaron con Nissan (poco más tarde la marca japonesa se haría con la empresa española, responsable de los Ebro) y sus responsables en un principio esperaban despachar unos 1.000 ejemplares al año. Pronto se confirmó que estas previsiones eran demasiado optimistas, y parece ser que no se alcanzó esa cifra ni durante todo el periodo que estuvo a la venta.

El único modelo que estuvo disponible fue la versión más deportiva, es decir, el GTI de 3 puertas con motor Alfa Romeo bóxer de 1,5 litros y 95 CV, que, en contra de lo que apuntaban las siglas, estaba alimentado por dos carburadores dobles y no por una inyección.

Resulta curioso el hecho de que Nissan no ocultaba, sino que más bien parecía incluso que lo publicitaba, el origen del propulsor, que sorprendentemente lucía bien grande el nombre de la marca italiana. Gracias a este deportivo corazón, las prestaciones rendían a buen nivel, alcanzando el Cherry una velocidad máxima cercana a los 180 Kms/h, endiablada para la época donde las carreteras no eran lo que son hoy en día, y donde las autovías y autopistas no abundaban tanto en la geografía isleña y peninsular.